El Museo Guggenheim de Bilbao inaugura ‘Chagall. Los años decisivos, 1911-1919’, patrocinada por la Fundación BBVA. La exposición, que permanecerá abierta hasta el 2 de septiembre, muestra una selección de más de 80 pinturas y dibujos realizados en los inicios de su carrera por este pintor francés de origen ruso.
Estas obras pertenecen a lo que Chagall denominó “documentos”, ya que para su creación el artista no parte de sus recuerdos -como había hecho durante su etapa parisina-, sino que “pintaba todo lo que tenía ante los ojos. Pintaba en la ventana, jamás me paseaba por la calle con mi caja de pinturas”, recuerda años más tarde Chagall en su autobiografía (‘Mi vida’).
Retrata desde un vendedor de periódicos hasta un mendigo, pasando por un reloj, o un espejo, a los que añade objetos cargados de significado como los tefilín (cajitas de cuero donde se guardan pasajes de las escrituras sagradas hebreas y se atan con cintas de cuero a la cabeza o el brazo durante la oración) o textos en yidis, hebreo o cirílico.
La muestra del Guggenheim ofrece una oportunidad única de ver la serie completa, ya que el ‘Judío rojo’ reside habitualmente en el Museo Estatal Ruso de San Petersburgo, mientras que los retratos de sus tres compañeros cuelgan de los muros del Museo de Arte de Basilea.
El recorrido por estos “años decisivos” de la obra de Chagall se cierra con una serie de pinturas y dibujos pertenecientes a una época que se inicia con la Revolución Rusa de 1917. Tras la caída del régimen zarista, los intelectuales y las clases altas judías fueron consiguiendo algunas libertades que hasta entonces les habían sido negadas. El propio Chagall –que había participado activamente en la revolución– llegó a ser Comisario de las Artes en Vitebsk, donde creó la Escuela del Pueblo del Arte.