Con una inversión de más de 55 millones, ha reforzado su nivel tecnológico, la eficiencia de sus plantas y su alto grado de seguridad
La Refinería La Rábida de Cepsa en Palos de la Frontera (Huelva) ha concluido con éxito su primera gran parada programada del año. Tras 35 días sin producción, las unidades de Crudo 2 e Hydrocracker, plantas en las que se han centrado la mayor parte de las intervenciones, se encuentran ya a pleno rendimiento.
Durante la parada se han llevado a cabo proyectos para optimizar los procesos en la Unidad de Crudo 2 y así hacer posible la ampliación de capacidad de destilación a 120.000 barriles/día; del mismo modo, se ha procedido al cambio de catalizador de la unidad de Hydrocracker, destinada a la producción eficiente de gasóleo, y a introducir otras mejoras técnicas en la misma.
Asimismo, se han acometido tareas de limpieza e inspección reglamentaria de equipos de varias unidades y se han ejecutado nuevos proyectos de ingeniería destinados a mejorar la seguridad y la eficiencia energética de las plantas, así como a reforzar el nivel tecnológico. La inversión realizada asciende a más de 55 millones de euros, donde se incluye mano de obra, adquisición de nuevos equipos y servicios de ingeniería.
Para llevar a cabo los trabajos programados, se ha contado con una media de 1.000 trabajadores diarios de empresas contratistas, llegando incluso algunos días a superar los 1.200, a los que habría que sumar el personal propio de Cepsa.
Respecto al volumen de recursos que ha supuesto esta parada, en cuanto a medios movilizados y a la carga de trabajo, cabe mencionar que, en algún momento puntual, más de 20 grúas de alto tonelaje han coincidido en las instalaciones; todo ello con ausencia de accidentes laborales con baja durante todo el periodo que ha durado la misma.
Este logro ha sido posible gracias a la observación preventiva, la implantación de acciones correctoras, el cumplimiento riguroso de los planes de seguridad, la evaluación de los riesgos y la concienciación en prevención como elementos inseparables de la seguridad.
La compañía energética, para ello, aplica “exigentes medidas” en sus instalaciones y se somete a auditorías internas y externas de evaluación.