Acaba de comenzar el Colegio para los pequeños e iniciamos la vuelta a la normalidad después de sus vacaciones de verano. Cada día tienen experiencias que compartimos en familia: el pequeño nos ha contado que le han mandado al rincón de pensar justo antes del recreo. La profesora estaba explicando el problema de matemáticas y pedía silencio y atención, sin embargo, él y su compañero de al lado se han puesto a tirarse bolitas de papel y la han interrumpido en varias ocasiones.

La profesora, que ya les había advertido, ha tenido que parar la clase y los ha mandado a pensar.

Nosotros le hemos preguntado al niño: ¿qué es el rincón de pensar? Y nos ha contestado que es una de las esquinitas de la clase donde les dejan unos minutos para reflexionar, que les ayuda a pensar por alguna acción, actitud o comportamiento que han tenido y no ha estado del todo bien.

Cuando la profesora les preguntó sobre su ratito en el rincón, les ayudó a entender juntos, a todo el grupo, que la atención en la clase es importante para aprender y no distraer al resto de los compañeros.

El pequeño lo había entendido (aunque se lo pasó genial con la guerra de bolitas esperando al recreo).

Hace unos días, el pasado 15 de septiembre, se cumplieron diez años de la quiebra de Lehman Brothers. La cuarta mayor entidad financiera de los EE. UU. que tenía activos valorados en más de la mitad de lo que España factura o produce en un año, más del 50% de nuestro PIB.

Provoca una de las crisis financieras más importantes de nuestra historia junto a la crisis del 29: los activos carecen de valor, el flujo de crédito se cierra, la desconfianza se instala y la economía lo resiente exportándose rápidamente a todo el mundo.

Sin embargo, las decisiones de los gobiernos se ponen en marcha en busca de soluciones con los instrumentos de política económica que disponen. Se inyecta dinero público al sistema y se toman medidas para volver a la normalidad en la que las tasas de paro se reduzcan y fluya el crédito, que permite hacer funcionar al propio sistema y seguir con el crecimiento económico. Se consigue, y la historia es el testigo. Lo que ocurre es que, en función de lo que nos hayamos excedido, las consecuencias son diferentes. Es un proceso de evolución en el que aprendemos de los errores cometidos, los corregimos y avanzamos hasta la siguiente crisis.

Tengamos en cuenta un dato del Banco Mundial, el crecimiento económico experimentado desde el año 2007 hasta el 2018. La facturación de la economía mundial pasó de los 58,1 billones de dólares hasta los casi 80 billones en 2017. Es decir, crecimiento del PIB mundial, el crecimiento económico es imparable a pesar de los períodos de crisis.

Cuando gestionamos un patrimonio lo hacemos con un objetivo, una meta. Tenemos un horizonte temporal y unos recursos que ponemos a trabajar para, por ejemplo, no perder poder adquisitivo por el efecto de la inflación, o bien, disponer de un capital en la edad de jubilación que nos permita disfrutar de una renta vitalicia acorde a nuestro nivel de vida.

Gestionarlo supone invertirlo en la economía real, de la que hemos estado hablando antes, por lo que los momentos de altibajos van a existir. Si lo sabemos, nos ayudará a estar tranquilos y seguros de conseguir nuestras metas. Viví la crisis de Lehman Brothers hace ya diez años. Hoy, mis clientes están cumpliendo sus metas gracias a su confianza, el asesoramiento profesional y momentos compartidos juntos, no porque hubiésemos hecho nada mal, sino porque pensar sobre nuestro futuro tiene espacio en el rincón de pensar.

 

Juan Francisco Martín Báñez

EFA European Financial Advisor

Asociado EFPA 12099

 

Artículo incluido en el número de octubre de la revista Agenda de la Empresa