El Banco de España ha puesto de manifiesto, en su Informe de Estabilidad Financiera de noviembre, “la necesidad de que las entidades españolas adopten estrategias de refuerzo de su capital”.

Según ha señalado el organismo, en términos de solvencia, la ratio de capital ordinario de nivel 1, CET1, se situó en el mismo nivel que en junio del año anterior, 11,9 %. En este sentido, el ejercicio de estrés realizado por la Autoridad Bancaria Europea, ABE, y la evaluación prospectiva de carácter interno realizada por el Banco de España, “muestran una considerable capacidad de resistencia de las entidades de depósito españolas ante la potencial materialización de un escenario macroeconómico adverso”.

“Aunque el nivel de la ratio de capital se encuentra claramente por encima de los mínimos regulatorios, en la comparativa internacional de solvencia, tanto con los países de la Unión Bancaria como del resto de la Unión Europea, las entidades españolas muestran niveles reducidos de sus ratios de capital”, argumenta el informe.

Esto refleja, explica “en buena medida, el proceso de saneamiento de los balances bancarios llevado a cabo y la mayor densidad de sus activos (cociente entre los activos ponderados por riesgo y la exposición total). En cualquier caso, desde 2014, fecha de entrada en vigor de los requerimientos de CET1, los de mayor calidad, las entidades españolas solo han aumentado dicha ratio en 30 puntos básicos”.

Fase expansiva, pero moderación del crecimiento

El Banco de España ha señalado que la economía española ha mantenido su fase expansiva, si bien mostrando una tendencia a la moderación en su crecimiento.

De hecho, las previsiones de dicho crecimiento han sido revisadas ligeramente a la baja (últimas previsiones de septiembre), de forma que el ritmo de expansión de la actividad en términos de crecimiento del PIB se sitúan en la actualidad en el 2,6% para 2018, 2,2% en 2019 y 2% en 2020.

Situación en Italia

El alto grado de incertidumbre económica, política y el rebrote de las tensiones comerciales constituyen un riesgo de potencial deterioro de las condiciones financieras a nivel internacional.

“La situación económica y fiscal en Italia, que, hasta la fecha, no ha tenido una repercusión significativa en España, una nueva escalada de medidas proteccionistas, o un repunte de los tipos de interés mayor de lo esperado en Estados Unidos, podrían provocar un mayor tensionamiento de las condiciones de financiación a nivel internacional con impacto final en la posición financiera de familias, empresas y soberano, y el consiguiente impacto negativo sobre los bancos”, destaca el organismo.

“En términos generales, se puede decir que el riesgo sobre la generación de resultados bancarios se ha mantenido estable en un entorno de evolución de la actividad económica aún globalmente positiva, mientras que los otros dos riesgos (repreciación de activos y evolución de economías emergentes) han aumentado recientemente, dadas las tensiones comerciales existentes y la incertidumbre económica y geopolítica”, apunta.