Red Eléctrica de España y Réseau de Transport d’Électricité invertirán 1.750 millones de euros en la interconexión por el golfo de Vizcaya. Según los presidentes de ambas compañías, Jordi Sevilla y François Brottes, “las interconexiones son un pilar fundamental de la transición energética y de un modelo económico bajo en emisiones”. Esta apuesta firme de Francia y España por un mercado único e interconectado se ha puesto de manifiesto hoy durante la celebración del X Aniversario de Inelfe, la sociedad constituida entre ambas empresas para el impulso y construcción de las interconexiones eléctricas entre ambos países.

Tras la puesta en servicio en el 2015 de la línea subterránea Santa Llogaia-Baixas por los Pirineos orientales, en la actualidad se está trabajando en un enlace submarino a través del golfo de Vizcaya para el año 2025, que supondrá una inversión total de 1.750 millones de euros y que ha contado con una subvención de la Unión Europea de 578 millones.

Está previsto que la interconexión del golfo de Vizcaya aporte un ahorro en costes variables de generación de 394 millones de euros al año, un ahorro en emisiones de CO2 de 3,2 millones de toneladas anuales y la integración de 4.322 gigavatios-hora de energías renovables en el sistema al año.

El desarrollo de nuevas interconexiones internacionales es esencial para alcanzar el objetivo vinculante de energías renovables del 32% fijado por la Unión Europea para el 2030. A mayor capacidad de interconexión entre países miembros, mayor integración de la generación renovable y, por tanto, mayor descarbonización. De esta manera, se podría, por ejemplo, poner a disposición de todos los ciudadanos europeos la generación eólica procedente del Mar del Norte o la solar del sur de Europa. Por otra parte, su impulso promoverá inversiones más eficientes en renovables, lo que reducirá la generación procedente de tecnologías convencionales y la dependencia de combustibles fósiles.

Según ambos presidentes, “las interconexiones internacionales no solo aumentan el tamaño de los sistemas eléctricos nacionales, otorgándoles estabilidad y  seguridad de suministro, también reducen las necesidades de potencia instalada, moderan los precios de la electricidad y evitan vertidos de generación de renovables”. Y añaden: “actúan como auténticas autopistas de la electricidad a través de países y los continentes y transforman las renovables en energías nómadas, con capacidad para ser instaladas en los mejores emplazamientos, allí donde su inversión puede ser más rentable”.