Que la cuarta revolución industrial ha llegado para quedarse es algo que a buen criterio no se puede cuestionar. Así, los procesos de robotización, innovación y digitalización de los sectores productivos y tejidos empresariales son realidades presentes ya en el día a día de una sociedad, la del siglo XXI, que está viviendo hoy un cambio de era que a nadie dejará indiferente, marcando un antes y un después en la historia de la humanidad como antaño ya lo hicieron otras revoluciones como la industrial. Pero, si bien todo esto parece claro, tal vez no lo sea tanto acertar hoy sobre las profesiones y oficios que con el advenimiento de estos nuevos avances desaparecerán para dejar paso a otras nuevas habilidades que conformarán el nuevo tejido laboral y productivo.

Hoy las claves de la revolución tecnológica parten de un elemento revolucionario como es el de la convergencia del entorno digital, físico y biológico. Algo que hasta ahora no había acontecido y que nos permitirá avanzar en campos como el de las ciudades autogestionadas, el acceso a lectura de pensamientos y emociones por sistemas inteligentes, la impresión 4D, la creación de fabricas inteligentes robotizadas, la generación del modelo de transportes autónomos con implementación en la vida cotidiana o el diseño genético; un mundo, en definitiva, que cambiará o, mejor dicho, está cambiando desde ya nuestra realidad conocida. Así, y como señala Alex Preukshat, consultor y referente en el campo de la transformación digital: “La tecnología Blockchain, en combinación con otras tecnologías como el Internet de las Cosas, la Inteligencia Artificial, el Big Data, los drones, o la biotecnología va a rehacer el mundo tal como lo conocemos, mucho más rápido de lo que ha sido en los últimos años, como parte de la cuarta revolución industrial”.

Es, por ello, aquí, donde surge esa doble vertiente en la que algunas profesiones actuales se moverán, por un lado por el de su complementariedad a los procesos productivos actuales vinculados a la cuarta revolución y, por otra, por el de aquellas otras actividades que verán como estos cambios harán casi irrelevantes o nulos los marcos de relación laboral con los que se desarrollaban hoy. En las primeras podemos encontrar aquellas vinculadas a aspectos de profesiones técnicas, profesionales, laborales gerenciales o de profesionales de apoyo, profesionales de la enseñanza y la formación, así como de la salud, que verán como estas revoluciones que hoy vivimos servirán como elementos de mejora complementaria en su actividad diaria.

Sin embargo, en las segundas, en cambio, se ubicarán otros perfiles, como son el de los trabajadores industriales y agrarios, operadores y montadores, campos de la restauración u ocupaciones elementales que verán como la robotización y los avances de la cuarta revolución irán achicando cada vez más su campo de desarrollo productivo y de remuneración laboral. En definitiva, retos como el que conecta esta realidad con el de las generaciones que nacidas en el siglo XX, y aún en actividad productiva, se encuentran, ante una realidad inabarcable en la que sus conocimientos y capacitaciones no son útiles para un sistema que ha cambiado con la correspondiente generación de Guetos laborales para estas personas, y  junto con esta, realidad la de la necesidad de orientar los procesos de capacitación, formación y profesionalización de los centros de enseñanza hacía los nuevos elementos emergentes de la realidad empresarial y laboral que este tiempo nos depara.

 

Josu Gómez Barrutia WEB Josu Gomez

Consultor, emprendedor y mentor acreditado en AMCES

(Asociación Española de Mentoring)

 

 

Artículo incluido en el número de febrero de la revista Agenda de la Empresa