El Banco de España ha avanzado este miércoles que prevé que, tras aumentar un 2,5% en 2018, el avance del Producto Interior Bruto (PIB) se sitúe en el 2,2% este año, el 1,9% en 2020 y el 1,7% en 2021, cifras en línea con las anticipadas hace tres meses.

La ausencia de revisiones en relación con las proyecciones de diciembre se explica, en el corto plazo, porque se compensan entre sí el comportamiento reciente de la actividad, “algo más dinámico de lo esperado, con un cierto empeoramiento de las perspectivas de corto plazo como consecuencia del deterioro del contexto exterior”.

El organismo señala que en el resto del horizonte de proyección, la valoración “más desfavorable” de los mercados exteriores en comparación con el anterior ejercicio de previsión “tiende a verse compensada” por la revisión a la baja de los precios del petróleo y por las expectativas de que los tipos de interés permanezcan en niveles “muy reducidos” durante un plazo de tiempo más largo.

El crecimiento del producto, avanza, seguirá sustentándose sobre la demanda nacional, cuya aportación positiva al avance del PIB “tenderá a moderarse, no obstante”, a lo largo del horizonte de previsión. En contraposición, la contribución negativa que actualmente presenta la demanda externa al avance del PIB tendería a moderarse a lo largo del horizonte de proyección.

Por lo que respecta al empleo, se proyecta una moderación de su ritmo de avance, tras el “notable dinamismo” de los últimos años. La creación de puestos de trabajo propiciará que la tasa de paro se reduzca hasta el 12% a finales de 2021.

En el ámbito de los precios, el Banco de España apunta que la ampliación gradual de la brecha de producción y el repunte proyectado de los costes salariales “conllevarán mayores presiones inflacionistas”. Así, la revisión a la baja de las proyecciones de inflación para 2019, de cuatro décimas, es reflejo, principalmente, de que la evolución reciente de los precios ha sido “menos dinámica de lo anticipado” en diciembre, lo que sugiere que la traslación a precios de los aumentos salariales recientes está teniendo lugar de “forma más contenida” que en el pasado. A medio plazo las revisiones son “más modestas” (0,1 pp tanto en 2020 como en 2021).

Riesgos del escenario

Los riesgos en torno al escenario central de crecimiento del PIB se orientan a la baja. Entre los de naturaleza externa cabe destacar una persistencia mayor de la incorporada en las proyecciones de la debilidad del contexto exterior (y, en particular, del área del euro), la indefinición de los detalles relativos al proceso de salida del Reino Unido de la Unión Europea y la incertidumbre sobre la posible adopción de nuevas medidas proteccionistas a nivel global.

En el ámbito interno, persiste un elevado grado de incertidumbre acerca de la orientación futura de las políticas económicas y, en particular, de la reanudación del proceso de consolidación fiscal, que es necesario para reducir la vulnerabilidad de la economía.

“También con este último objetivo, resulta conveniente que los agentes económicos internalicen las circunstancias concretas de cada sector o empresa a la hora de fijar precios y salarios, de cara a mantener las mejoras competitivas que han estado en el origen de la recuperación”, analiza.

Por su parte, el consumo de los hogares, que se mantiene como el principal elemento de soporte del crecimiento en el horizonte de proyección, podría moderarse más allá de lo previsto en “escenarios de recomposición” de la tasa de ahorro y moderación del crédito destinado a financiar este tipo de gasto “más pronunciados” que los considerados en estas proyecciones.