La evolución de la actividad económica está siendo más débil de lo previsto, según apuntan los indicadores publicados en las primeras semanas de este año. En este sentido, los distintos organismos internacionales (OCDE, Comisión Europea y Fondo Monetario Internacional) han revisado a la baja sus previsiones de crecimiento para este año y para el próximo 2020.

Tanto la Reserva Federal estadounidense (Fed) como el Banco Central Europeo (BCE) han anunciado una “pausa” en la normalización de sus políticas monetarias. La Fed ya anunció a finales de enero su decisión de mantener inalterados los tipos de interés de los fondos federales, a la que se ha unido en marzo el Banco Central Europeo. Además de mantener los tipos de interés en sus niveles actuales al menos hasta finales de 2019, el BCE ha decidido poner en marcha a partir de septiembre y hasta marzo de 2021 una nueva serie, la tercera, de operaciones trimestrales de financiación a largo plazo con objetivo específico (TLTRO-III, en sus siglas en inglés), con el objetivo de contribuir a mantener unas condiciones de financiación favorables, en el actual escenario de ralentización del crecimiento económico.

Precisamente, el último informe de perspectivas económicas de la OCDE señala que la expansión global ha perdido fuerza y a mayor ritmo de lo esperado hace unos meses. Las tensiones comerciales, pese a las negociaciones entre EE. UU. y China, así como una posible desaceleración de la economía china más intensa de lo esperado siguen representando riesgos a la baja para el crecimiento económico. A esto se une en el caso de Europa la incertidumbre política, especialmente en lo referente al Brexit, ya que el Parlamento británico ha rechazado en marzo un Brexit sin acuerdo y ha aprobado prorrogar la fecha de salida.

Pese a ello, la OCDE estima un crecimiento sólido de la economía mundial para este año, en un contexto en el que las condiciones financieras continúan apoyando el crecimiento, se mantiene la creación de empleo y el incremento de los salarios se recupera lentamente. En concreto, el Producto Interior Bruto mundial podría crecer este año un 3,3%, dos décimas menos de lo previsto el pasado mes de noviembre. Esta revisión ha afectado a casi todas las economías del G20, aunque con especial incidencia a la Zona Euro, para la que se prevé ahora un crecimiento del 1,0%, 0,8 puntos porcentuales inferior al estimado anteriormente, estando marcada esta evolución en gran medida por la debilidad de economías como la alemana y la italiana.

La economía española, sin embargo, es una de las principales de la Eurozona para la que se prevé un mayor crecimiento, con un aumento estimado del PIB que podría superar el 2%, alrededor de un punto más que en el conjunto de la Zona Euro, aunque también se ha revisado ligeramente a la baja. A este respecto, los indicadores de coyuntura publicados recientemente reflejan un crecimiento sólido de la actividad y el empleo, como es el caso de los trabajadores afiliados a la Seguridad Social, que han aumentado en promedio un 2,9% interanual en los meses de enero y febrero.

A su vez, el indicador compuesto de actividad, elaborado por la OCDE para anticipar puntos de inflexión en la actividad económica en relación con la tendencia, se ha mantenido en enero de este año en el mismo nivel por tercer mes consecutivo, señalando una estabilización en el crecimiento económico, y ligeramente por encima del conjunto de países de la Eurozona y de la OCDE.

Por su parte, la economía andaluza continúa registrando también un sólido crecimiento, si bien el aumento del PIB se moderó medio punto en 2018, hasta el 2,4%, principalmente a consecuencia de un entorno exterior menos favorable. De este modo, aunque las exportaciones andaluzas de bienes volvieron a registrar en 2018 un nuevo máximo histórico (en torno a 32.500 millones de euros), su crecimiento ha sido más moderado que en 2017, debido principalmente al descenso de las exportaciones del sector agroalimentario (que concentra un tercio de las ventas al exterior de la región), muy influido por la caída en el valor de las exportaciones de aceites y grasas.

Otros indicadores más recientes, como las ventas minoristas o el índice de producción industrial, muestran una mejor evolución que en los meses finales de 2018, creciendo las ventas casi un 2,5%, en términos interanuales, en el mes de enero, y moderándose el descenso de la producción industrial hasta el 0,3%. A su vez, se mantiene la creación de empleo, creciendo las afiliaciones a la Seguridad Social un 3,1% en los dos primeros meses del año, con un crecimiento más destacado en Málaga, que es junto con Almería una de las provincias con mayor porcentaje de contratación indefinida. No obstante, en Andalucía solo un 4,4% de los contratos registrados entre enero y febrero de este año han sido indefinidos (10,2% en España), lo que supone un freno al potencial de crecimiento de la economía.

 

    Felisa Becerra Benítez

Analistas Económicos de Andalucía

www.analistaseconomicos.com

Artículo incluido en el número de abril de la revista Agenda de la Empresa