Prevé una moderación progresiva del ritmo de crecimiento del empleo

Tras crecer un 2,4% de 2018, el avance medio del PIB se situaría en el 2% en 2019 y en el 1,7% y el 1,6% en cada uno de los dos años siguientes según el avance de previsiones del Banco de España. En comparación con las proyecciones anteriores, el crecimiento del PIB se revisa a la baja en cuatro, dos y una décima en cada uno de los tres años.

Esta revisión responde en parte a la pérdida de vigor de la demanda interna que revelan los datos más recientes,” lo que indicaría que el deterioro del entorno exterior y las incertidumbres procedentes del resto del mundo -y posiblemente también otras de origen interno-, estarían ejerciendo un efecto moderador del nivel de gasto de empresas y familias más intenso que el anticipado hace tres meses. Este contexto de mayor incertidumbre seguiría pesando sobre las decisiones de gasto de los agentes, particularmente en el corto plazo, lo que se traduciría en unos ritmos de avance de la actividad más moderados que los registrados en los últimos años”.

Por lo que respecta al mercado de trabajo, el organismo prevé una moderación progresiva del ritmo de crecimiento del empleo, en consonancia con la desaceleración proyectada de la actividad. La creación de puestos de trabajo permitirá que, a pesar del aumento de la población activa, la tasa de paro disminuya hasta el 12,8% a finales de 2021.

“Los riesgos en torno al escenario central de crecimiento del PIB se orientan a la baja, destacando sobre todo aquellos de origen externo y, de manera singular, la posibilidad de que el debilitamiento reciente de la actividad global sea más persistente de lo asumido en los supuestos, la eventual adopción de nuevas medidas proteccionistas a nivel global y la incertidumbre que todavía rodea al proceso de salida del Reino Unido de la Unión Europea” alerta.

Y prosigue: “En el ámbito interno, persiste un elevado grado de incertidumbre acerca de la orientación futura de las políticas económicas y de la adopción de medidas que permitan elevar la capacidad de resistencia de la economía española ante un posible empeoramiento del contexto macrofinanciero global y aumentar su crecimiento potencial”.

Además, el Banco de España apunta a que “en particular, se dispone de pocos detalles acerca del curso futuro de la política fiscal, en un contexto en el que el todavía elevado nivel de deuda publica hace que las finanzas públicas españolas sigan presentando elementos de vulnerabilidad ante eventuales perturbaciones adversas”.