El Parlamento Europeo dio ayer la aprobación definitiva a la nueva directiva de liberalización de servicios dentro del Mercado Interior de la Unión Europea. Esta norma, que ve la luz después de tres años de negociaciones entre Comisión, Consejo y Parlamento, salió adelante bastante suavizada respecto al texto extremadamente liberalizador que propuso inicialmente el comisario de Mercado Interior, Fritz Bolkenstein, en 2003, y que creó un enorme debate en Europa sobre el modelo social que se pretendía imponer. Sin embargo, y a pesar de las «rebajas», el artículo 15 de la nueva norma sienta las bases para una mayor liberalización en el sector comercial. En concreto, señala que las limitaciones que puedan establecer los estados miembros tendrán que justificarse «por razones imperiosas de interés general y, en su caso, las limitaciones tendrán que ser proporcionadas». Así, por ejemplo, la restrictiva legislación comercial de algunos países miembros, entre ellos los de España o Francia, tendrá necesariamente que verse aligerada en libertad de establecimiento de nuevas empresas. De este modo ya no será válido, como sucede en el caso de regulación comercial española actual, que se limite la apertura de establecimientos comerciales en base a límites cuantitativos o territoriales fijados en función de la población o de una distancia entre establecimientos, como lleva denunciando hace años la asociación de grandes superficies comerciales (Anged).