La Cumbre del Clima de la ONU en Madrid, la más larga de la historia, ha fracasado en su objetivo de regular los mercados de carbono, y de lograr un compromiso mayor en la reducción de emisiones de los principales países contaminantes. La movilización social, encabezada por jóvenes de todo el mundo, y la gran manifestación en Madrid, en las que ha participado activamente UGT, no han servido de mucho en la práctica. Pero el planeta no espera. La comunidad científica es clara: tenemos que ser más ambiciosos si queremos que el aumento de la temperatura se mantenga por debajo de 1,5 ºC respecto al período preindustrial. Con el Acuerdo de París, la temperatura subiría más de 3 ºC lo que causaría catástrofes que costarían mucho más que aplicar ahora las medidas necesarias para controlar los gases de efecto invernadero.

En UGT estamos concienciados con el problema y en la COP25 hemos presentado una serie de propuestas para afrontar los retos que supone la transición hacia la nueva realidad industrial y tecnológica, que tiene también, y graves, efectos sociales. He tenido la oportunidad, durante la Cumbre, de presentar el libro Informe de situación de las emisiones de CO2 en el Mundo, 2017, cuyo patrocinador principal es la empresa Global Omnium, y uno de sus autores, el experto en sostenibilidad Juan Luis Pozo. Entre sus conclusiones: que la desertización y las catástrofes naturales pueden generar grandes movimientos migratorios; pero éstos también se pueden producir por la adaptación de la industria a las nuevas formas de producir, y perjudicar a la ya maltrecha industria andaluza, que puede desplazar algunas de sus fábricas a otras zonas más ricas. En las zonas desarrolladas y, en particular en España, para que la transición no suponga pérdida de empleo, ni empeore la calidad del trabajo, es fundamental la creación del Delegado de Transición Ecológica.

Sus funciones deben ser: velar porque en la empresa u organización se adoptan los estándares y buenas prácticas medioambientales y de sostenibilidad necesarias para garantizar el proceso de adaptación a los riesgos del cambio climático. Es mucho más que el Delegado Medioambiental que hoy ya existe en algunas grandes empresas. El Delegado de Transición Ecológica debe actuar para garantizar la transparencia en la información a la hora de introducir un nuevo modelo de economía circular, que potencie la competitividad empresarial mediante la adaptación tecnológica y la formación, de tal forma que en lugar de que se pierdan puestos de trabajo, se generen nuevos empleos.

Estos cambios son globales, y hay que implicar en los compromisos a las principales potencias, que son las que más contaminan: EE. UU., China, Rusia y la India, que juntas suman el 55% de las emisiones mundiales de CO2. Mientras tanto, estaremos sentando las bases para la transición, pero los efectos solo serán sobre menos de la mitad de las emisiones. Esta transición, hay que enmarcarla en el contexto de la Agenda de de la ONU 2030 para el Desarrollo Sostenible, que tiene entre otros objetivos acabar con el hambre y la pobreza, respetar el clima y el medioambiente, la igualdad de género, y la garantía de una educación y una sanidad accesible a todas las personas.

No estamos discutiendo si la transformación vertiginosa que está sufriendo la Tierra nos va a afectar antes o después, pues realmente ya nos ha afectado, y nos seguirá afectando cada vez más. Lo que estamos discutiendo, y lo que estamos poniendo en conocimiento de la sociedad es, si esta lucha o esta gestión del cambio climático de nuevo, y una vez más, se va a realizar a costa de las clases más desfavorecidas. UGT utilizará todos los medios de los que dispone para que no sea así.

 

Carmen Castilla Carmen Castilla WEB

Secretaria General de UGT-A

@mc_castilla

 

Artículo incluido en el anuario de la revista de enero de Agenda de la Empresa