El comienzo de 2020 ha estado condicionado, en gran medida, y al igual que en 2019, por la incertidumbre derivada de las tensiones comerciales entre EE. UU. y China y el Brexit, a lo que se ha unido la escalada de tensión entre EE. UU. e Irán. Sin embargo, las expectativas de un posible acuerdo comercial ha favorecido el optimismo en los mercados, repuntando los índices bursátiles y las rentabilidades de la deuda pública. Asimismo, algunos indicadores más recientes, como el indicador compuesto adelantado de la OCDE, apuntan a una estabilización del ritmo de expansión en la mayoría de economías desarrolladas.

No obstante, las perspectivas mundiales siguen siendo débiles, tal y como ha señalado el Fondo Monetario Internacional en su último informe. Aunque algunos riesgos se han disipado parcialmente, caso de las tensiones comerciales y el Brexit (con el anuncio de la primera fase del acuerdo comercial entre EE. UU. y China y la menor probabilidad de que se produzca una salida de Reino Unido de la UE sin acuerdo), los datos macroeconómicos no arrojan aún señales claras de que se esté llegando a un punto de inflexión. En este sentido, los riesgos a la baja siguen siendo importantes, destacando la agudización de las tensiones geopolíticas entre EE. UU. e Irán o un nuevo empeoramiento de las relaciones entre EE. UU. y sus socios comerciales, tanto Europa como China.

En concreto, el PIB mundial podría crecer un 3,3% en 2020 (desde el 2,9% de 2019) y un 3,4% en 2021, según el FMI, lo que supone una revisión a la baja de 0,1 y 0,2 puntos porcentuales (p.p.) respectivamente, con relación a las proyecciones del pasado mes de octubre, que responde, en gran medida, a la evolución de algunas economías emergentes, especialmente India. Para las economías avanzadas la revisión ha sido inferior, estimándose para la Zona Euro un crecimiento del 1,3%, una décima menos de lo previsto hace tres meses, con revisiones a la baja para Alemania y España. En el caso de la economía española, a la desaceleración más acentuada de lo previsto de la demanda interna y las exportaciones en 2019 se ha unido la revisión estadística de las series de la Contabilidad Nacional, que no se había tenido en cuenta en las anteriores proyecciones.

En cuanto a los indicadores de coyuntura publicados más recientemente para la economía española, hay que resaltar que la deuda consolidada de las empresas y los hogares e instituciones sin fines de lucro al servicio de los hogares alcanzó los 1.620 miles de millones en el tercer trimestre de 2019, el 131,2% del PIB, alrededor de 4 p.p. menos que la ratio registrada un año antes y más de 70 puntos por debajo del endeudamiento de mediados de 2010. La deuda de los hogares se sitúa en el 57,4% y la de las sociedades no financieras en el 73,8% (95,0% si se incluye la deuda interempresarial), destacando en el último año la reducción de la deuda de los hogares, aunque desde 2010 ha sido más intensa la disminución de la deuda de las sociedades.

Otros indicadores, como las ventas en grandes empresas continúan creciendo, si bien a menor ritmo, aumentando las ventas totales un 1,1% en noviembre, cuatro décimas menos que el mes anterior, a consecuencia tanto del menor dinamismo de las ventas interiores como de las exportaciones, aunque estas últimas crecen a mayor ritmo. De este modo, en el acumulado hasta noviembre, las ventas habrían crecido un 1,9%, frente al 3% de 2018, en tanto que el empleo asalariado (aproximado por el número de perceptores de rendimientos del trabajo en las grandes empresas) habría aumentado un 2,6% en media anual, alrededor de medio punto menos que el año anterior.

Por su parte, el índice de confianza empresarial ha moderado su ritmo de caída en el primer trimestre de 2020 en torno a 2,5 p.p., hasta situarse en el -0,4%, debido a la mejora en el componente de situación actual, ya que el de expectativas empeoró. En Andalucía, se observa una trayectoria similar, estimándose un aumento de la confianza empresarial del 0,2% respecto a finales de 2019, si bien también se anticipa un empeoramiento de las expectativas, y es que un 14,5% de los establecimientos encuestados son optimistas sobre la marcha de su negocio, frente al 23,3% que son pesimistas. Por sectores, la confianza empresarial mejora en la industria y la construcción, y disminuye en los servicios, especialmente en transportes y hostelería.

Pese a estas expectativas, el empleo ha seguido mostrando un sólido crecimiento en la hostelería a lo largo de 2019, si bien el ritmo de aumento de las afiliaciones a la Seguridad Social se ha moderado. Por el contrario, la demanda hotelera ha crecido incluso a mayor ritmo que en 2018, debido a la recuperación de la demanda extranjera, tras el descenso del año anterior, y el significativo crecimiento de la demanda nacional. De este modo, la actividad turística habría alcanzado un nuevo récord en 2019, creciendo con algo más de intensidad de lo previsto inicialmente, aunque con un gasto inferior de los turistas internacionales. Para 2020, las perspectivas serían también positivas, aunque no puede descartarse un crecimiento algo inferior, en un contexto de menores expectativas de crecimiento económico y de mayor fortaleza de los destinos competidores.

 

Felisa Becerra Benítez Felisa-Becerra web

Analistas Económicos de Andalucía

www.analistaseconomicos.com

 

Artículo incluido en la revista de febrero de Agenda de la Empresa