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Longchamp ha perdido a su presidente, Philippe Cassegrain, que desde hace 60 años ha dedicado su energía y su talento al éxito de esta empresa francesa y familiar tan reconocida tanto en Francia como a nivel internacional.

En 1953, con apenas 16 años, Philippe Cassegrain fue introducido por su padre en el funcionamiento de las relaciones internacionales. Empieza un recorrido por el mundo que le lleva a África durante dos meses. Después, en 1954, explora Asia a través de un viaje memorable por Hong Kong, y en 1956 y 1957 desembarca en Estados Unidos. En sus viajes siempre iba acompañado de una maleta con muestras de Longchamp: “Tenía como misión reunirme con conocidos de mi padre y presentarles nuestros productos… Tenía curiosidad por todo”.

Gracias a esta experiencia, a su vuelta se une oficialmente a Longchamp y ayuda a su padre a administrar el negocio: desde el diseño, la fabricación y el marketing, hasta el desarrollo de ventas. Aprende a conocer a la perfección la Maison, que más tarde pasará a ser suya. En 1972, año en el que Philippe Cassagrain sucede a su padre, crea las primeras bolsas de viaje en nylon y cuero, y empieza el desarrollo de la marca en Asia. Más tarde, en los años 80, con la ayuda de su mujer Michèle Cassegrain, inicia una nueva era con el desarrollo de bolsos para mujer. En 1933 crea el icónico Le Pliage®, un bolso que ahora es reconocido en todo el mundo. Este bolso resume a la perfección su filosofía del diseño: sencillez, relevancia y elegancia de las proporciones. Durante 30 años, junto con su mujer Michèle, construye la red comercial de boutiques Longchamp en el mundo.

Al igual que el logotipo de la marca, un jinete al galope, Philippe Cassegrain ha sido un incansable creador con una insaciable curiosidad. Cada temporada, trabajó para renovar las colecciones de bolsos de hombre y maletas de viaje. Iba todos los días a la oficina, estaba permanentemente en contacto con los talleres, apasionado dibujante, inventor… inyectaba un espíritu inteligente y justo en todas sus creaciones.

Philippe Cassegrain encarna todos los valores de Longchamp: sinceridad, dinamismo, optimismo y, en particular, una “curiosidad creativa”. Su interés por los demás y su mente abierta fueron una fuente diaria de inspiración para todos.

Hoy la Maison está en las manos de la tercera generación de los Cassegrain: mientras que Jean, su hijo mayor, es el CEO y su hermana, Sophie Delafontaine, es la Directora Creativa, su hermano Olivier se encarga del desarrollo de las boutiques americanas. Desde hace algunos meses, dos de sus nietos se han unido a la compañía: Adrien Cassegrain- como Director de Transformación, y Hector Cassegrain como General Manager en el Reino Unido.