El título de la ópera prima del director de cine español Daniel Sánchez Arévalo viene que ni pintado para describir el panorama que se ofrece a los autónomos en este otoño que promete ser agitado, tanto por los recortes que se están produciendo como por las medidas impositivas, que sin duda van a afectar de manera importante a los ciudadanos.
La subida, en algunos casos salvaje, del porcentaje del IVA, va a suponer una merma en el consumo, al subir los precios, y una disminución de los ya escasos ingresos de los pequeños negocios, que en muchos casos se van a ver obligados a asumir esa subida perjudicando sus márgenes de beneficio.
Asimismo, los recortes en gasto público acometidos están ocasionando una paralización de la economía a pequeña escala: no se gasta porque no se sabe cuándo se va a cobrar.
La coyuntura de fuerte crisis actual no está ayudando a cambiar la tendencia económica en nuestro colectivo, que al igual que la inmensa mayoría del entramado económico andaluz y español, sigue acumulando señales de incertidumbre. Muy especialmente, los autónomos y las microempresas continúan cautivas de la falta de liquidez y de la caída del consumo, y no se vislumbran cambios inmediatos, vistos los escasos síntomas de optimismo que desprenden los mercados. El problema es que lejos de atenuarse la senda de destrucción de sociedades, la pérdida de trabajadores por cuenta propia y empresas se ha acentuado desde el año 2008, cuando se registró el peor dato.
El Instituto Nacional de Estadística (INE), a través del Directorio Central de Empresas, ha publicado recientemente los datos correspondientes al número de empresas registradas en 2012; por su parte,la Seguridad Socialpublica mensualmente los datos de trabajadores inscritos en el Régimen Especial de Autónomos. Del estudio de ambas fuentes se pueden extraer conclusiones significativas, y desde luego no muy halagüeñas.
Si nos basamos en los datos del INE, observamos que en Andalucía hay registradas un total de 482.334 empresas, dato que es un 2% inferior a las existentes el año anterior, por lo que la primera conclusión es que la crisis continúa destruyendo empleo e iniciativas. Muchas de estas empresas, además, han tenido que cerrar por falta no de trabajo, sino por falta de dinero circulante, algo sangrante cada vez que leemos la inmensa cantidad de millones de euros que se han dado a los bancos, y que estos no están repercutiendo en la sociedad, léase familias y empresas, sin cuyo gasto y consumo se entra en la espiral recesiva que estamos contemplando.
Al seguir estudiando estos datos, hallamos una respuesta añadida a los interrogantes sobre el por qué de la desaparición de sociedades mercantiles: de esas más de 480.000 empresas antes citadas, casi un 54% (259.816) son empresas sin asalariados: esto es, emprendedores, autónomos puros y duros; si sumamos las microempresas (hasta cinco trabajadores), representan el 92% del tejido socioeconómico andaluz. Esto explica el que, al tener pocos recursos propios, necesiten de esas inyecciones de dinero que ahora no se están produciendo. Añadido a esto, y como otro problema muy grave, se halla el retraso en el pago de las deudas por parte de las Administraciones públicas, en especial dela Juntade Andalucía, que están creando un colapso en la economía de nuestra tierra.
Respecto a los autónomos registrados como tales, una vez más se repite el ciclo de 2009, 2010 y 2011 en Andalucía: desde febrero a junio se registran números positivos de afiliación (después de un enero nefasto), y a partir de julio se empiezan a perder efectivos, siendo el número total a fin de mes de 464.764. Lo grave es que, otros años, las ganancias de esos meses mantenían los datos anuales en positivo hasta octubre o noviembre, y sin embargo este año calculamos que los datos de agosto ya harán entrar el año en pérdidas: si en 2011, julio cerraba con un saldo positivo respecto a enero de 3.645 personas, este2012 hasido de sólo 281. Si atendemos a los datos de otros años, donde agosto registra una pérdida en Andalucía de alrededor de 1.000 personas, la imagen es clara de lo que nos espera.
¿Qué hacer entonces? Desde las organizaciones de autónomos venimos reclamando el desarrollo de políticas serias y eficaces de apoyo a los emprendedores, que vayan desde la incentivación fiscal a la formación o las ayudas complementarias para los negocios que empiezan.
¿Respuesta de los distintos gobernantes? Buenas palabras, palmaditas en la espalda…y poco más. No hay que mirar muy atrás: el pasado 31 de julio, casi con nocturnidad y alevosía,la Juntadecretaba la suspensión de las ayudas al autoempleo, cuyo plazo debía abrirse de nuevo en septiembre. La excusa oficial, que al haberse aprobado una nueva Ley Andaluza de Promoción del Trabajo Autónomo a finales de 2011, donde se estructuraba todo el tema de las ayudas bajo un plan estratégico general, no ha lugar a que las ayudas anteriores sigan vigentes: es decir, que se quitan las ayudas antiguas porque se van a desarrollar unas nuevas. Nosotros nos preguntamos: si no han sido capaces de elaborar un plan en ocho meses, ¿lo van a hacer en poco más de dos?
De igual modo, la puerta de esperanza que abría el Gobierno de Rajoy con la promesa de una Ley de Apoyo a los Emprendedores se ha quedado cerrada, puesto que de la misma no se ha vuelto a saber nada; es posible que se haya quedado en el carro de las cosas que se prometieron y no se van a cumplir.
Así pues, la próxima vez que veamos a dirigentes asegurar que apuestan por el autoempleo, los autónomos y las pequeñas empresas porque son la base de la economía, deberíamos mandarlos, como dice el anuncio, a tomar un conocido refresco de naranja; y es que la conclusión para nuestro colectivo es que, o tiramos del carro, o nadie lo hará por nosotros.
Isidoro Romero de la Osa
Secretario General de UPTA Andalucía