Si existe una promesa electoral que se ha convertido en la bandera de todos los grupos políticos que se han presentado a las últimas elecciones locales esa es la creación de empleo. Pues el desempleo, es el principal problema que nos acucia, ya que nuestra tierra posee una tasa que dobla a la nacional, que a la vez es la mayor de la Unión Europea. Además, el desempleo femenino es superior al masculino y nuestra tasa de actividad es inferior a la media española. Pero como indiqué en mi artículo del mes pasado las corporaciones locales tienen una escasa autonomía para gestionar sus políticas de desarrollo en general y las de empleo en particular. Aún así, ésta no debe de ser una excusa para no asumir por parte de la Administración más cercana al ciudadano su principal demanda económica y social. Pues los Ayuntamientos y Diputaciones Provinciales deben de afrontar muchos retos en pos del desarrollo económico y social de sus municipios. Pueden contribuir a consolidar en la ciudadanía una cultura emprendedora y que se creen y busquen nuevas oportunidades de negocios. Para ello, entre otras medidas, hay que facilitar la creación de empresas con una presión fiscal equilibrada y la eliminación de trabas burocráticas. En este sentido, hay que afrontar el reto de la eficacia y la agilidad que proporciona la ventanilla única de la administración electrónica, así como acortar los tiempos en las resoluciones administrativas, como por ejemplo de las licencias de apertura.
Otro reto es la apertura al exterior, así como la cooperación empresarial y el fomento de la Economía Social. También se debe tender hacia una política urbanística integrada y coordinada con la ambiental y la de promoción económica, que facilite el acceso a suelo industrial y locales comerciales.

Por otra parte, las políticas de empleo deben de responder a las verdaderas necesidades locales generadoras de empleo. Para ello es necesaria una planificación sujeta a investigaciones que respondan a la verdadera realidad del mercado laboral. Es decir, casar por una parte las necesidades de las empresas; y por otra, las demandas de las personas desempleadas y ajustar eficazmente esos desajustes entre la demanda y oferta en el mercado de trabajo. Y siempre hay que apostar por la igualdad de oportunidades con medidas de discriminación positiva para colectivos con mayores dificultades de acceso al mercado de trabajo por razones de sexo, edad, diferentes capacidades, etnia y factores de exclusión social.

Se hace cada vez más necesario el traspaso de competencias en políticas activas de empleo del gobierno autonómico a las corporaciones locales. Y de esta manera, que se hiciera unas políticas de fomento del empleo, estables, consolidadas y coordinadas con las administraciones públicas locales y agentes económicos y sociales.

Hay que soñar con unos municipios andaluces modernos, sin renunciar a sus tradiciones, conectados a la red, informatizados y con una ciudadanía formada en nuevas tecnologías.

En definitiva, no podemos permitirnos el lujo de perder la ilusión, hay que seguir creyendo en nuestras posibilidades. Siendo conscientes que aunque todavía queda mucho camino por recorrer, vivimos en un territorio con enormes potencialidades y posibilidades.