Convocar una huelga general es un acto de responsabilidad máxima, la de saber manejar el instrumento más potente que la clase trabajadora tiene cuando se han cerrado todas las vías para alcanzar acuerdos y ya no existen alternativas negociadas frente a las agresiones contra sus derechos. En nuestro sindicato sabemos que con las huelgas generales no se juega, conocemos cuál es su trascendencia para el país y para su ciudadanía, por eso gestionamos este instrumento de lucha sindical con la máxima responsabilidad y seriedad. Jamás hemos convocado ninguna que no estuviera más que justificada y que se constituyera en la última opción, agotadas todas la vías dialogadas, para defender o conquistar derechos.
Quizás la huelga general del 14-N sea la que más razones acumula para su convocatoria. No hay un solo colectivo de ciudadanos de este país, exceptuando a los banqueros y especuladores, que no tenga al menos una razón para secundar la convocatoria. Todos tenemos la gran razón para hacer huelga: las políticas que impone la derecha europea y que el Gobierno del PP no solo aplica con sumisión, sino que incrementa e intensifica para lograr objetivos que están en su ideario más conservador y neoliberal.
Pero a esta razón primera, y que por sí misma justifica la huelga general, se unen muchas más que castigan y perjudican a sectores de la población. Los trabajadores y trabajadoras que han visto empeorar sus condiciones laborales, cuando no han sido despedidos sin motivos y a un precio de saldo, saben que su situación es producto de la más que fallida reforma laboral. Los jóvenes de este país que ven cómo no solo le roba su presente, sino también su futuro, con una tasa de paro en Andalucía del 32% y teniendo que emigrar a otros países para trabajar. Las personas desempleadas que ven cómo en los Presupuestos Generales del Estado se reducen las prestaciones por desempleo y se endurecen los requisitos para acceder al Plan Prepara, a pesar de que la cifra va camino de los seis millones de españoles en paro y casi 450.000 familias andaluzas tienen a todos sus miembros sin percibir prestación alguna. Desempleados que asisten atónitos a una reducción del dinero destinado a las Políticas Activas de Empleo, es decir, a invertir en su empleabilidad para que puedan trabajar lo antes posible. Recortes y reducciones que suman unos 40.000 millones de euros menos, justo la cantidad de dinero que el Gobierno ha inyectado a la banca de este país para salvarla; cuando menos es mucha casualidad.
Y hay más razones, claro que sí. Como las que tienen los pensionistas de este país que ven cómo los PGE no garantizan la revalorización de sus pensiones, algo que afectará con más crudeza a los pensionistas andaluces, a la cola en la cuantía de sus pensiones. Tienen razones las mujeres trabajadoras, que comprueban cómo España cae catorce puestos en el ránking de igualdad de género, al tiempo que se recorta un derecho que les afectaba directamente, la atención a la dependencia. No solo reducen el dinero para la atención a estas personas, dejando a muchas de ellas en una situación de desamparo, sino que destruyen los empleos que prestaban estos servicios y, de paso, impiden a las mujeres con estas cargas familiares poder incorporarse al mercado de trabajo.
Tampoco están faltos de razones los padres y madres ante los brutales recortes en educación que condenarán a que sus hijos sigan en un sistema educativo a la cola de Europa, destruirán miles de empleos públicos y mermarán las posibilidades de futuro de este país. Los enfermos y familiares también tienen razones ante los recortes en sanidad, que empeoran estos servicios y las condiciones de sus empleados con el objetivo final de derivarlos hacia el sector privado.
Los pequeños y medianos empresarios y los autónomos acumulan razones para la huelga general. Las políticas del gobierno del PP está tumbando a miles de pymes, están retrayendo la capacidad de consumo de las familias -un 30% menos de masa salarial- y provocando el cierre de negocios. Eso sin contar el dato terrible de que en Andalucía casi el 40% de su población está en riesgo de caer en situación de pobreza y de que España es el país dela UEcon mayores diferencias entre ricos y pobres.
La lista de razones de cada colectivo y de cada persona sería interminable, y tan numerosa que englobaría a la práctica totalidad de los ciudadanos y ciudadanas de este país. Razones provocadas por las medidas que este Gobierno pone en práctica y que no llevaba en su programa electoral, muchas de ellas tomadas cuando el día antes seguía negando que las tomaría. Ha sido, y es, un engaño nacional, un fraude del PP, que hace necesario que los ciudadanos podamos expresar nuestra opinión a través de un referéndum.
No hay nadie en este país ni en esta Comunidad que no tenga al menos una razón para hacer huelga general el próximo 14-N. Quien no se sume a esta gran movilización -la primera ibérica, ya que Portugal convoca también ese día huelga general- será cómplice silencioso de la ruina de este país porque la sumisión solo provoca un mayor empobrecimiento y abre la puerta a que los mercados y el neoliberalismo campen a sus anchas.
Francisco Carbonero
Secretario General de CC.OO de Andalucía