Las empresas de Economía Social se diferencian del resto de empresas mercantiles porque la propiedad de las mismas está en manos principalmente del factor trabajo y no del capital. Éstas, surgen o se mantienen a partir de la iniciativa de un grupo de personas que deciden poner en común su fuerza de trabajo con fines empresariales. Fruto de esta alianza surgen organizaciones con dos tipos de personas trabajadoras: las que se dedican a la actividad profesional u productiva en relación a la finalidad y el objeto de la empresa; y las que se dedican a la gerencia, administración o dirección de la empresa. Pudiendo en todo caso todo este grupo de profesionales ser socios o no.

La persona que ejerce la gerencia de Economía Social debe de realizar su trabajo siguiendo unos criterios en concordancia con la naturaleza de éstas organizaciones, entre los que destacan:

El principio de colaboración. En las cooperativas y en las sociedades laborales al coincidir el trabajo con la propiedad de la empresa, además del beneficio económico se persigue el beneficio social. La gerencia no puede considerar al resto de los recursos humanos como un factor de producción más que dirige con criterios economicistas. Los trabajadores y trabajadoras tienen también la propiedad de la empresa, además de encargarse de funciones productivas, son profesionales que unen bajo los principios de colaboración y coordinación sus esfuerzos y así incrementar la rentabilidad de su trabajo en común. Bajo este prisma la gerencia debe de trabajar en función de esta rentabilidad social, coordinando y salvaguardando la colaboración del resto de los compañeros y compañeras de la empresa. Debe de tener cualidades de intervención social, además de dirigir, debe de ayudar al resto de la plantilla a hacer ver el interés común, payándolos en las tareas empresariales; comercialización, administración, etc.; ya que las personas cooperativistas, participes o accionistas de sociedades laborales generalmente son buenas profesionales en su materia, mas que empresarias.

La gestión de pymes. Una de las características de las pequeñas y medinas empresas es que al igual que las organizaciones de Economía Social están basadas más en el trabajo que en el capital. Por lo que la mayor parte de empresas de Economía Social son pymes. La gerencia de una pyme, responde a un concepto integral de dirección, pues en ocasiones una sola persona, o con escasos apoyos debe de responsabilizarse personalmente de todas las tareas relacionadas con la dirección y la administración, encargándose directamente de las finanzas, los recursos humanos, la distribución comercial, el marketing, las ventas, las compras a los proveedores. En definitiva, la persona que asume la gerencia debe tener un perfil amplio y polivalente.

El principio de cooperación. El bien y el beneficio común es el principal motivo por el cual un grupo de profesionales se unen para conformar una organización de Economía Social. De esta manera se consiguen más economías de escala que si se actuara por separado. Pudiendo acceder a mejores condiciones de pago con proveedores, mejores condiciones financieras con las entidades de crédito, nuevos mercados, nuevas líneas de producción, etc. Aún así, en ocasiones las economías de escala conseguidas no son suficientes para poder competir en un mercado cada vez más globalizado y competitivo. Por lo que se hace necesario buscar las mismas fuerzas fuera de la organización empresarial, formando cooperativas de segundo grado, cooperando con otras sociedades u agrupándose en organizaciones que vertebran la Economía Social. La gerencia debe encabezar y trasladar al resto del equipo este espíritu de cooperación y apoyarse en este tipo de organizaciones para desarrollar sus tareas gerenciales.

El desarrollo del territorio. Las empresas de Economía Social pueden ser buenos instrumentos para el desarrollo local y regional. Tanto desde el punto de vista de la creación de empleo; como de la promoción económica de los recursos endógenos del territorio. De esta manera, la Administración Pública tiene muchos fines comunes con la Economía Social. Por todo ello, sus gerentes deben de aprovechar estas sinergias y estar en contacto con los diferentes organismos públicos que potencian el desarrollo y por ende las empresas de Economía Social.

En definitiva, éstas son las principales peculiaridades que tiene la gerencia de empresas de Economía Social y que se deben aprovechar para el fomento de las mismas. Yo las resumiría en el compromiso social y con el desarrollo de su territorio y animaría a las personas que les gusta la empresa y por otra parte tuvieran estos valores a plantearse esta opción como alternativa profesional.

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