El 4 de diciembre de 1977 los andaluces y andaluzas salimos a las calles para reivindicar nuestra dignidad como pueblo y nuestro derecho a ser iguales a cualquier otro ciudadano de este país. Ese día millones de andaluces decidieron cambiar el destino de esta tierra y exigir lo que nos correspondía de manera justa tras tantas décadas de discriminaciones y desequilibrios históricos. Cada andaluz fue una reclamación de dignidad puesta en pie; todos los andaluces unieron sus voces para convertirse en un pueblo que por fin tomaba las riendas de su futuro y expresaba con la contundencia de unas calles rebosantes qué quería hacer con su autonomía.

Aquel 4-D fue un acto masivo de reivindicación pero también de responsabilidad democrática como pueblo ante la recién iniciada Transición. Con su actitud, Andalucía abrió la puerta a un modelo de Estado Autonómico basado en la igualdad entre los territorios y las personas, construido sobre el objetivo de reducir los desequilibrios históricos entre regiones y favorecer el crecimiento armónico y solidario de todas las Autonomías. Fuimos protagonistas de primer orden en la gestación del Estado de las Autonomías –ése en el que muchos no creyeron, y siguen aún sin creer- porque señalamos el camino de la igualdad mediante la exigencia de ser reconocidos como comunidad por el artículo 151 dela Constitución. Nuestratierra –con la mayor población y segunda en extensión- dio el impulso definitivo para que el Modelo Autonómico se desarrollara en toda su amplitud, ya que los andaluces y andaluzas estábamos convencidos de que la igualdad era el único camino para nuestro progreso y el del resto del país. Por eso Andalucía ha sido en estas décadas la mayor defensora del modelo, que nos ha permitido progresar y reducir las diferencias históricas que llevábamos arrastrando desde mucho tiempo atrás.

La reivindicación dela Autonomíaaquel día de finales de 1977 fue una respuesta colectiva ante una situación compleja y que ponía en interrogante nuestro futuro como pueblo. Hoy, Andalucía vuelve a encontrarse en una nueva encrucijada histórica de la que depende su presente y, sobre todo, su futuro. La crisis económica y las políticas injustas de recortes de la derecha al dictado de los mercados financieros neoliberales han provocado una situación de profunda crisis social que golpea a la mayoría de la población y la empobrece cada día más. Las circunstancias son diferentes a las del año 77, pero la rebeldía del pueblo andaluz ante la injusticia sigue intacta, por eso ha vuelto a expresarse en un momento decisivo que cuestiona su autonomía y, por tanto, su dignidad. Primero habló en las urnas el pasado 25 de marzo, donde democráticamente eligió a sus representantes políticos y una opción de gobierno que considera la más adecuada para salir de la crisis de otra forma. Luego volvió a expresarse contra las agresiones a sus derechos y a la igualdad entre territorios saliendo a las calles de Andalucía en numerosas ocasiones, siendo los dos máximos exponentes de su rebeldía las dos huelgas generales de 2012 y las multitudinarias manifestaciones del 29 de marzo y el 14 de noviembre.  

El pueblo andaluz, que es sabio a fuerza de rebelarse contra la injusticia e inflexible en la defensa de su dignidad, ha vuelto a hablar en las calles y en las urnas, retomando el espíritu de aquel 4-D y del posterior 28-F. Los andaluces y andaluzas han mandatado a sus representantes democráticos que lideren esta lucha por continuar y desarrollar el proyecto común de nuestra Autonomía. Es el momento de la política con mayúsculas, de anteponer el interés general de Andalucía a los intereses partidistas, de tener altura de miras para gestionar el derecho al autogobierno en beneficio de la mayoría social de esta tierra. Andalucía y su ciudadanía, liderada por sus instituciones, partidos políticos y agentes socioeconómicos, debe reivindicar una salida de la crisis por el único camino posible, el de la igualdad, rechazando cualquier otra fórmula basada en generar desequilibrios y reducir la capacidad de autogobierno. Ese camino de la igualdad solo es posible desde políticas que favorezcan la cohesión social y territorial, por eso en Andalucía debemos movilizarnos ante el intento de algunos por ser desiguales y contar con privilegios frente a otros territorios. Tenemos que defender lo que conquistamos hace treinta años y que tanto progreso nos ha procurado: nuestro reconocimiento como Autonomía de primer nivel enla Constitucióny el desarrollo completo de nuestro Estatuto de Autonomía. No se trata de que Andalucía pretenda estar por encima de nadie, se trata de rechazar cualquier intento de colocarla en una situación de inferioridad o desigualdad. 

Es el momento de rechazar las políticas de recortes que castigan a Andalucía, impidiendo quela Comunidadejerza su capacidad de autogobierno mediante la reducción de su capacidad presupuestaria y, por tanto, de decidir la orientación de sus políticas. Pero también es la hora de exigir al Gobierno dela Juntade Andalucía, y a las fuerzas políticas andaluzas, que hagan junto a la ciudadanía un frente común para rechazar cualquier retroceso estatutario, mucho más cuando los andaluces expresaron su apoyo a otra forma de gobernar para salir de esta crisis sin arrasar los derechos y destruir el Estado Social. Y por supuesto, las organizaciones sociales, patronales y los sindicatos también estamos llamados a comprometernos con esta tierra y a trabajar para que siga gozando de una autonomía plena en igualdad de condiciones con el resto de territorios del país.

Cada vez que se acerca un nuevo 4 de diciembre Andalucía debe celebrarlo con orgullo como un día que le permitió conquistar su autonomía, pero también debe hacerlo con una actitud combativa y reivindicativa para defenderla y desarrollar los aspectos aún pendientes de su autogobierno. Este 4-D debe tener especial trascendencia en Andalucía, convirtiéndose en una fecha de reafirmación de nuestra autonomía y de apuesta colectiva por seguir avanzando en el modelo de Estado Autonómico. Los andaluces y andaluzas, con la política como instrumento, debemos exigir que se garantice el pleno desarrollo de nuestro Estatuto de Autonomía como única vía para mejorar las condiciones de vida del conjunto de nuestra sociedad.

Andalucía debe convertir cada día en un 4 de diciembre para seguir defendiendo el derecho de cada uno de sus ciudadanos y ciudadanas a ser tratados en igualdad con respecto a los de otros territorios. Porque el gran valor del Estado de las Autonomías no es otro que el de reconocer esa igualdad entre los territorios y las personas, ya que sin esta última avanzaríamos hacia un modelo de dos velocidades, con ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. Esa es la clave que tan bien entendió Andalucía cuando reclamó su autonomía, que la cohesión territorial era imposible sin la cohesión social. La dignidad como pueblo comienza por la dignidad como ciudadanos, y sin la igualdad entre personas, independientemente del lugar en el que vivan, jamás lograremos ninguna de las dos.

Francisco Carbonero

Secretario General de CC.OO de Andalucía