Sería pretencioso e inútil intentar acertar sobre cómo se va a desarrollar la economía a lo largo de 2013 cuando todos los organismos nacionales e internacionales no consiguen ponerse de acuerdo. Pero lo que sí nos puede suceder es lo mismo que a una gran mayoría de españoles le pasó por alto en 2007 (y por supuesto antes de esa fecha): que no nos enteramos que teníamos en ciernes una de las mayores crisis económica y moral de la democracia. Quizá en este momento no nos enteremos tampoco de que estamos a dos pasos de conseguir una recuperación de la economía. De una manera más lenta, pero constante y sostenible. Es decir, más sana. Creo que estamos en esta senda aunque solo veamos cifras negativas de paro y recortes y conflictos sociales lógicos, pero que no deberían pasar a más.

Fernando Seco
Fernando Seco

Ante nosotros se vislumbra un año nuevo con más reformas. El Gobierno del Partido Popular así lo ha anunciado y está decidido a hacerlo. No hay otra alternativa posible. Y la cuestión no es si se generará más paro       -sobre todo en el ámbito público que es el que menos ha sufrido por ahora la crisis- sino si las medidas ya adoptadas en el ámbito laboral y financiero empezarán a dar sus frutos. Y si las reformas pendientes en el ámbito de la Administración y la unidad de mercado se realizarán con éxito.

Desde luego ha llegado la hora de que el sector privado -que considero que ya ha tocado fondo- comience a repuntar generando nueva actividad y riqueza. No solo como consecuencia de su salida a los mercados exteriores, sino también en el mercado interior. Muchos empresarios ya van palpando que el cuerpo enfermo empieza a cobrar vida. Aunque faltan todavía algunas curas que faciliten esa recuperación: el flujo de capital; la unificación de leyes y la desaparición de muchas  normativas; el abaratamiento de los costes de la energía…

Hay un factor que puede ser desestabilizador o, por el contrario, puede ayudar a que la recuperación se produzca antes de tiempo. Y no es otro que la unidad política. Es mucho más fácil destruir que construir. Y desgraciadamente los partidos políticos no se han enterado de que si no salimos de ésta más unidos, saldremos peor de lo que estamos y, además, la sociedad se encargará de poner al estamento político en su lugar. Y la segunda cosa que tienen que arreglar los políticos es la cuestión catalana. Que no es problema de los catalanes si no de una parte de CIU. Esto crea inestabilidad política y social, incertidumbre y una preocupación internacional que vendría a paralizar las expectativas de todos.

A pesar de estas perplejidades, sigo creyendo en esa oculta recuperación que se está gestando. La fe, al fin y al cabo, es creer en algo que no se ve, pero se confía por quién te dice algo, o en el instinto, o en el conocimiento o en las propias cualidades. Por eso la recuperación nos tiene que pillar trabajando. Cumpliendo unos objetivos a corto y medio plazo -más no se puede- que es la tarea que nos corresponde a los ciudadanos de a pie. Quien se para o tira la toalla es como el pez que deja de nadar: se lo lleva la corriente.

Fernando Seco, director General de la Fundación Antares Foro