Los datos económicos de Andalucía son tan alarmantes que toda la sociedad en su conjunto está obligada a reaccionar.

Santiago Herrero
Santiago Herrero

De hecho, a mediados del pasado mes de julio me reuní con el presidente de la Junta y le propuse la convocatoria de una mesa para el impulso y el relanzamiento de la economía andaluza que integre a las fuerzas políticas parlamentarias y los agentes económicos y sociales más representativos de Andalucía con el objetivo de preservar y mejorar la oferta productiva andaluza hacia la competitividad, la internacionalización y la atracción de inversiones a nuestra región.

Esa idea nace del análisis y el contraste de opiniones de numerosos expertos y empresarios de distintos tamaños y sectores que coinciden en la grave incidencia que tiene sobre la confianza y la credibilidad la falta de un acuerdo de los agentes sociales, políticos y económicos.

A juicio del mundo empresarial, es imprescindible ofrecer una verdadera imagen de unidad en cuanto a objetivos y reformas, como condición necesaria para restablecer la confianza de los mercados y, consecuentemente, acelerar el regreso del crecimiento económico.

Ha llegado el momento de abandonar cualquier legítimo deseo partidista, de obviar las barreras ideológicas y de combatir la imagen de desunión.

Es hora, además, de que se visualice y haga efectivo el peso de la sociedad andaluza en el conjunto del Estado. Siempre he tenido la sensación de que otras CCAA, con su constante deriva nacionalista, consiguen ahondar en diferencias positivas, cuando en términos sociales y políticos aportan mucho menos que lo hecho por los andaluces.

Tengo la convicción de que nuestra lealtad al modelo constitucional y nuestra plena identificación con los valores nacionales de unidad y solidaridad no es suficientemente reconocida, y, en muchas ocasiones, los representantes andaluces no somos capaces de obtener el adecuado peso en las organizaciones de las que formamos parte, ya sean políticas, empresariales o sindicales.

Ser andaluz debe ser mucho más relevante en todos los órdenes.

De ahí, la urgencia de que las fuerzas políticas, empresariales y sindicales nos unamos en el objetivo común de revitalizar Andalucía como sociedad en el conjunto del Estado.

Y por algo más: porque el escenario socioeconómico actual es altamente preocupante.

Desde la irrupción de la crisis en 2007, en Andalucía se han perdido más de 40.000 empresas (diferencia entre las que cada año aparecen, cada vez menos, y desaparecen, cada vez más). Hemos perdido aproximadamente el 8% de nuestro tejido empresarial y, a día de hoy, esta sangría continúa. Dado el tamaño medio de plantilla de la empresa en Andalucía, de haberse mantenido operativas estas empresas, se podrían haber mantenido unos 200.000 empleos (una tercera parte de los destruidos con la crisis), o lo que es lo mismo, la tasa de paro podría ser cinco puntos menor en Andalucía.

En Andalucía hemos retrocedido a los niveles de actividad empresarial que se registraban en 2005, pero es que, además, nuestra densidad empresarial se sitúa sensiblemente por debajo de la media nacional. En Andalucía, operan unas diez empresas menos por cada mil habitantes que de media en España. Consolidar cien mil empresas más en Andalucía, que nos igualaría con la media, supondría más de medio millón de nuevos empleos; o lo que es lo mismo, recortar la tasa de paro andaluza en más de diez puntos porcentuales. Situarnos en los niveles más altos (a la par de Cataluña o Madrid), podría suponer duplicar estos registros.

Más emprendedores, más empresas y más empleo son variables esenciales para volver a la senda del crecimiento y el bienestar.

Santiago Herrero, presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA)