La mejora de las condiciones de higiene en la empresa se  percibe de manera mucho más mucho más positiva que otros incentivos por parte de los trabajadores, según diferentes estudios realizados por Kimberly-Clark Professional (KCP). Así, los empleados prefieren un entorno de trabajo limpio y saludable a  programas de asistencia al trabajador, como el manejo del stress y los conflictos en la empresa, las vacunas contra la gripe o el fomento de una alimentación sana y una mejor forma física.

Según el estudio, un entorno laboral limpio y sano se sitúa en la base de la pirámide de necesidades de bienestar de los trabajadores. Sobre ella, y de más a menos, se valora la salud nutricional, el ejercicio físico, los exámenes y tratamientos médicos, el bienestar emocional y la conciliación entre el trabajo y la vida familiar.

“Los gestores y responsables de recursos humanos de las empresas ponen su foco en cuestiones como el reconocimiento de los empleados, su satisfacción personal, la buena gestión, los beneficios sociales, las oportunidades de desarrollo profesional o el plan de pensiones”, comenta Adriana Di Ippolito, responsable de Trade Marketing KCP para Iberia. “Todas son importantes, pero, paradójicamente algo tan sencillo como la higiene queda relegada a un segundo plano e, incluso, muchas veces en la primera en sufrir los recortes”. 

Según Di Ippolito, “en nuestra vida cotidiana la higiene es un factor clave a la hora de elegir un hotel, un restaurante, un gimnasio, una tienda de alimentación, una consulta médica… no tiene sentido que algo que exigimos en la calle no lo tengamos resuelto en el puesto de trabajo”.

“Unos protocolos de higiene adecuados en la empresa –indica Di Ippolito- reducen los niveles de enfermedad y con ellos el absentismo, aumentan la productividad, el compromiso de los trabajadores y su percepción de bienestar”. 

The Healthy Workplace Project 

Kimberly-Clark Professional impulsa en los cinco continentes el The Healthy Workplace Project, un programa que tiene como objetivo impulsar una cultura de higiene en el puesto de trabajo, orientada a cuidar el bienestar de los empleados, aumentar su compromiso y reducir la incidencia de las enfermedades típicas de la oficina y, con ello, los niveles de absentismo.

 

Según el estudio realizado por la compañía, en 2010 se perdieron en España un total de 222 millones de jornadas de trabajo por bajas laborales, o lo que es lo mismo, cada día faltaron a su trabajo un millón de empleados. En ese periodo, el coste directo del absentismo para las empresas españolas fue de 2.100 millones de euros y su coste indirecto –lo que se dejó de producir- fue de 64.000 millones de euros, más de 2.800 euros por empleado.

La ausencia de unos protocolos de higiene básicos favorece el contagio de gripes y resfriados entre los empleados y el aumento de superficies contaminadas por virus. En este sentido, un estudio realizado recientemente por KCP en Francia mostraba que en una oficina hay 400 veces más gérmenes que en la taza de un váter.

“La salud y bienestar del empleado debe ser un objetivo de negocio, por que un trabajador sano y motivado trabaja mejor”, afirma Adriana Di Ippolito.  “Los primeros resultados del Programa –concluye- han demostrado que la puesta en marcha de buenas prácticas de higiene en la empresa permite reducir hasta en un 80 por ciento la probabilidad de infección por resfriado común y gripe”. Asimismo, disminuyó de un 40 por ciento a un 8% por ciento el número de personas que podrían ser contagiadas por la gripe y se redujo en un 62 por ciento el número de personas contaminadas con un virus.