Se está hablando mucho sobre la fuga de cerebros que se está produciendo a raíz de la actual crisis económica. La falta de oferta de puestos de trabajo está haciendo que los titulados que no se conforman con quedarse esperando a que les llamen para un trabajo o que no quieran subemplearse, tengan que hacer las maletas para irse en busca de un futuro mejor, que aquí ni encuentran ni esperan. A todo esto, la gente se rasga las vestiduras porque dicen que estamos formando a personas e invirtiendo para que luego se marchen a producir en otro país. Pues bien, yo digo que bienvenido sea y que afortunadamente tienen la oportunidad de irse a coger experiencia fuera de nuestras fronteras. Al menos, ellos tienen una oportunidad y esa oportunidad viene de la mano de la formación. Aunque sea muy duro decirlo, siempre será preferible invertir en personas aunque luego se vayan fuera del país que tener a esas mismas personas subsidiadas como parados de larga duración. Es más, esperemos que esas personas puedan regresar. Este año pasado hemos atendido en el Colegio de ingenieros industriales a varias empresas y representantes de países que están dispuestos a contratar a ingenieros. Alemania, Bélgica, Canadá, Indonesia son algunos de los ejemplos que han pasado por nuestros Colegios profesionales en busca de unos talentos que en nuestro país parece que están de más. Vienen atraídos por el prestigio que los ingenieros españoles tienen como unos de los mejores ingenieros del mundo. Aunque no es fácil decirle a alguien a quien aprecias que lo mejor es que haga las maletas y salga de aquí, pienso que a la larga es el mejor consejo que se le puede dar. Salir fuera de España y más en estas condiciones en que estamos abre la mente y uno se da cuenta cuando sale que hay una actividad (a veces frenética) más allá de nuestras fronteras”. Incluso en países que habitualmente hemos despreciado como menos desarrollados, ahora gozan de una actividad que más quisiéramos nosotros para nuestro país.

Aurelio Azaña
Aurelio Azaña

Volviendo al hilo conductor de la exposición, ¿ qué hace que los ingenieros españoles sean tan reconocidos y tan cotizados en todas partes del mundo?. Yo pienso que es debido a la formación que han adquirido con una preparación universitaria larga y una buena selección de quienes accedían a cursar los estudios de ingeniería. Si, son profesiones cuyos estudios son largos y duros pero que te transforman como individuo y te convierten en un profesional capaz de resolver problemas complejos con muchas variables y pocos datos, que es lo que en el fondo van buscando las empresas empleadoras. Con el modelo de Bolonia (que el próximo curso empezará a lanzar al mercado laboral a los primeros graduados) podemos perder ese liderazgo mundial que hasta ahora hemos tenido. El hecho de que, por ejemplo, las Escuelas técnicas de la Universidad de Sevilla salgan entre las mejores doscientas Universidades del mundo según el ranking de Shangai (solamente acompañada de la Universidad politécnica de Barcelona y la de Valencia) es una buena, buenísima tarjeta de presentación. Con Bolonia, las titulaciones de graduados se han acortado y eso no es una buena noticia. ¿por qué se ha hecho? Posiblemente por criterios economicistas y porque ha predominado el criterio de enrasarnos a todos por igual y por abajo. No es una posición elitista, es una necesidad que tiene toda civilización de salir de los agujeros con buenos profesionales. Afortunadamente, las carreras de ingeniería superior con atribuciones profesionales son todas ellas titulaciones de master universitario. Es decir, que para cursar estudios de ingeniería industrial, por ejemplo, previamente has tenido que hacer un grado en alguna de las ingenierías o en la ingeniería en tecnologías industriales que es el acceso directo al master ingeniero industrial. La duración de estos master con atribuciones no está nada clara, al menos en Andalucía, pero se rumorea que esa duración (que afecta a ingenieros industriales, montes, aeronáuticos, agrónomos, telecomunicaciones, caminos canales y puertos) va a ser inferior a la duración de las escuelas tradicionales y de prestigio de nuestro país (Madrid, Valencia, Barcelona, Bilbao y bastantes más) lo que colocaría  a Andalucía en la segunda división de la formación en ingeniería y perderíamos el liderazgo que hasta ahora hemos tenido. Estamos de acuerdo en  que es muy importante una revisión profunda de las Universidades y que los pocos recursos disponibles se inviertan en lo verdaderamente importante y no en sostener un sistema viciado, obsoleto y estancado donde los criterios políticos prevalecen sobre los académicos y  profesionales. Dicho lo cual, es imprescindible conservar aquellas cosas del modelo anterior que han funcionado bien (y hasta la entrada de Bolonia,  las titulaciones de la ingeniería han funcionado sobradamente bien y son los profesionales más demandados en el mercado laboral). No tiene sentido pasar de un modelo de excelencia a otro de mediocridad. Si este paso se produce, solo conseguiremos aumentar la lista de parados. Por ello, hay que lanzar un aviso contundente a nuestros gobernantes andaluces para que sean conscientes de que necesitamos profesionales bien preparados que puedan dirigir en un futuro nuestras instituciones, empresas, o que puedan trabajar libremente en cualquier parte del mundo. Si no, seguiremos avanzando en contra de la dirección del tren hacia los vagones de cola en un entorno totalmente globalizado y extraordinariamente competitivo.