El polifacético humanista Leonardo da Vinci, se dio cuenta que la transición que se estaba produciendo en los momentos históricos que le tocó vivir, no se explicaba exclusivamente como un momento convulso, como una época de cambios, sino que realmente se estaba produciendo un Cambio de Época. La oscura edad media estaba dando paso a uno de los momentos más brillantes la humanidad: el Renacimiento.

Miguel Ángel Luque
Miguel Ángel Luque

Visto con la perspectiva que nos da la distancia de algunos siglos, parece fácil distinguir las épocas, pero estando sumergido en la transición no era obvio intuirlo. Un genio como Leonardo lo hizo. ¿Solo lo intuyó?. No, realmente participó proactivamente de ese cambio, fue uno de los “culpables” del mismo.

Pues bien, emulando la enseñanza de Leonardo, y dejando meridianamente claro que no existe ningún espíritu comparativo en ello, seguramente ahora, durante los últimos cuatro o cinco años y los próximos cinco o seis, se está gestando un nuevo cambio de época. ¿Un nuevo Renacimiento? Literalmente sí, ya que habrá que renacer y empezar de nuevo, aprendiendo de la historia, para salir de la oscuridad.

¿Hay alguna clave para afrontar el cambio de época? Aunque dar recetas parece anticuado e incluso pretencioso, aprovecharemos el apellido del genio, Vinci, para plantear cuatro características fundamentales para buscar el nuevo Renacimiento:

V: Recuperar los Valores: Será necesario que la sociedad, los ciudadanos en general, empecemos a tener nuevos ideales y modelos personales, distintos de la especulación y el enriquecimiento rápido, y se recupere el valor del esfuerzo, el talento, la honestidad, y la integridad, entre otros.

In: Continuar Innovando: El desarrollo y puesta en valor de nuevos productos, procesos y servicios es la clave del desarrollo. Genera riqueza, mejora la productividad, y hace más amigable y sostenible el trabajo. Sin innovación y desarrollo tecnológico no hay crecimiento. Innovar no es adaptarse a los cambios, tal como evoluciona el mundo animal, eso sería solo reaccionar. Innovar es cambiar el entorno adaptándolo a nuestras necesidades y expectativas. La innovación debe ser proactiva, colectiva y continua.

C: Cooperación: Precisamente porque el conocimiento ha crecido de manera exponencial, es imposible que una sola persona o empresa disponga de todo el saber en una materia. El avance científico y tecnológico necesita de la cooperación. Solo con la puesta en común de dicho conocimiento puede abarcarse toda una disciplina. La cooperación genera además nuevos retos y es una fuente de aprendizaje mutuo.

I: Internacionalización: Necesitamos someternos a nuevos estímulos para evolucionar. Cuando se sale fuera se diversifica el negocio y el riesgo y se adquieren nuevos conocimientos. No es solo exportar, es crecer fuera.

En definitiva, nuevos o renovados valores para innovar compartiendo recursos globales nacionales e internacionales.

Parece que Leonardo, y también Julio César, con sus famosas palabras en la batalla de Zela (Vini, Vidi, Vinci), nos han legado el camino, la estrategia para vencer, aunque a la vista del panorama actual, si César levantara la cabeza, quizás dijera: “Vini, vidi y no creí lo que vidi”.

Miguel Ángel Luque Olmedo, director General de IAT