Durante los últimos treinta años, las ideas reaganista/thacherista transformaron profundamente a la sociedad norteamericana e inglesa, y a través del impulso de la globalización, al mundo. Aunque se inicio realmente en el Reino Unido con la revolución Thatcher, fue Reagan quien le dio dimensiones geopolíticas. Pero en realidad se expandió después de terminada la Administración Reagan, con la caída del comunismo, y por eso realmente es consecuencia de una quiebra histórica profunda, del cual Reagan fue más un catalizador que un gestor. A pesar de los innumerables matices con que se ha aplicado la doctrina Reagan en los distintos países, es indudable que el final del siglo XX y el principio de éste ha sido modelado por el resurgimiento feroz de la iniciativa privada.

La estanflación, el descrédito de las ideas keynesianas y el auge del monetarismo, aparte del gran carisma de Ronald Reagan, lo llevaron a ganar las elecciones con un amplio margen, obteniendo 489 votos electorales, frente a unos escuetos 49 de Jimmy Carter, que se presentaba a la reelección como presidente. Como presidente Ronald Reagan (1981-1989) tuvo que afrontar el estancamiento de la economía norteamericana que presentaba dos grandes problemas: una inflación de casi el 15% y tipos de interés superiores al 20%. En 1982 sus recetas económicas dieron los resultados esperados: disminución de la inflación      (4 %) y unos tipos de interés bajos, lo que propició un crecimiento económico enorme que, además, fue de la mano de una reducción en la carga impositiva y un descenso generalizado del desempleo. Su anticomunismo le llevó a un aumento desmesurado de los gastos de defensa, con el consiguiente aumento del déficit público, lo que contribuyó decisivamente  al desgaste y al fin de la Unión Soviética que culminó con la caída del muro de Berlín (1989).

En el otro lado del Atlántico, Margaret Thatcher (1979-1990) inaugura la puesta en marcha de las políticas neoliberales. Ésta fue discípula de Friedrich von Hayek y no sentía ningún reparo a la hora de expresar públicamente sus convicciones de corte social darwinista. El pilar básico de la doctrina de Thatcher y del neoliberalismo en general es el concepto de la competitividad (competitividad entre los países, las regiones, las empresas y por supuesto entre los individuos). La competitividad es fundamental porque sirve para separar el polvo de la paja, a los hombres de los niños, a los competentes de los incompetentes. Su única finalidad es la de gestionar todo tipo de recursos sean físicos, naturales, humanos o financieros con la mayor eficiencia posible.

Otra de las implicaciones de la competitividad como principio fundamental del neoliberalismo es que el sector público debe de ser restringido considerablemente puesto que ni obedece a las leyes básicas de la competencia para obtener beneficios o valores de mercado, ni le es posible hacerlo.

La privatización es otra de las transformaciones económicas más importantes de los últimos treinta años. Esta práctica surgió en el Reino Unido y se propagó por todo el planeta.

El triunfo de Obama no es una coincidencia aislada. Es fruto de una crisis de fondo del modelo reaganista/neoliberal, en lo económico, en lo social y en lo político. El detonante de la victoria de Obama sobre el candidato republicano ha sido la crisis financiera, pero estaría fundamentada en los excesos expansionistas de la filosofía neoliberal, en los excesos en la liberalización económica, en los excesos en el unilateralismo preventivo, y en los excesos en la profundización entre la brecha entre ricos y pobres.