Las elecciones autonómicas, celebrada el 9 de marzo en Andalucía, volvieron a dar la mayoría absoluta al PSOE-A y a su líder Manuel Chaves, que, de nuevo, se convirtió en presidente de la Junta de Andalucía. El panorama económico con el que se encuentra el nuevo gobierno es muy diferente al de la anterior legislatura. La economía andaluza se enfrentra, por primera vez, después de más de una década de crecimiento ininterrumpido, a las consecuencias de la crisis de las hipotecas basuras y con la explosión de la burbuja inmobiliaria. La cuestión es saber los efectos económicos de esta crisis/desaceleración tendrá sobre la economía real de Andalucía.

Para hacer frente a este nuevo contexto de desaceleración económica el presidente de la Junta no ha dudado en crear una Vicepresidencia segunda encargada de coordinar los asuntos económicos y la creación de la Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio. La pieza clave del nuevo gobierno es la Consejería de Economía y Hacienda que bajo las órdenes del Vicepresidente segundo, José Antonio Griñan, se propone coordinar mucho más de cerca la acción de todos los departamentos de la Junta cuya actividad guardan relación con la economía.

A pesar del amplio periodo de crecimiento de la economía andaluza, que en algunos años, ha crecido por encima de la media española, no ha podido superar los estrangulamientos económicos que viene padeciendo desde hace más de tres décadas: baja competitividad y productividad y baja participación en el Producto Interior Bruto (13,9%) español en comparación con su territorio (18%) y su población (18,1%)..

El modelo de crecimiento económico andaluz, puesto en marcha en estas dos últimas décadas, basado en el consumo familiar, el turismo y la construcción residencial, ha demostrado su insuficiencia. Por tanto, la economía andaluza, para seguir creciendo y convergiendo con las economías más productivas de la Unión Europea debe de buscar nuevas bases que incrementen la productividad a través del capital humano y tecnológico.

La política económica de la Junta en esta nueva legislatura debe orientarse hacia dos ejes estratégicos: el primero, disponer de una Administración más eficaz para llevar a cabo las tareas impulsoras de las medidas relacionadas con el capital humano y el segundo, señalar con presión las tendencias estratégicas para encontrar las condiciones locales y regional en relación a los factores de desarrollo clave en un contexto más amplio.

En la actualidad las regiones desarrolladas o de alto rendimientos fundamentan su desarrollo en cuatro condiciones previas: florecimiento de una economía regional y local; mejora del capital humano y social; alta calidad de vida y aplicación de políticas de sostenibilidad y administración eficiente en relación a los costes y a los objetivos. Actuando en estas líneas podremos encauzar y dirigir las iniciativas de desarrollo mediante los recursos institucionales, las acciones promocionales y el marketing territorial. De esta forma se representa de manera más nítida los intereses de ciudadanos y agentes económicos y aumenta la capacidad de atracción de  las empresas, proporcionando incentivos y facilitando un entorno innovar que  refuerza las estrategias territoriales.

La economía andaluza y su tejido productivo debe de ser consciente que la globalización ha cambiado la forma de desarrollar las políticas económicas. La globalización se ha constituido como la fuerza económica más potente de nuestro tiempo. Los rápidos cambios registrados en los mercados globalizados conllevan una aparente búsqueda de nuevos nichos competitivos por parte de las distintas regiones, dependiendo de las respuestas a esta búsqueda de los recursos propios con los que cuenta y de los mercados específicos con los que se relaciona cada territorio.

Desde esta óptica, el desarrollo económico no es ya un tema que se aborde mediante la aplicación de una estrategia única aplicada a todas las regiones o territorios. Cada región cuenta con un conjunto diferente de activos económicos y extraeconómicos, una capacidad única de innovar, su propia cosecha de emprendedores y sus oportunidades exclusivas de interactuar en los mercados globalizados.

El nuevo desafío que debe afrontar cada región o territorio consiste en reinventar continuamente sus fuerzas creadoras de crecimiento con la finalidad de lograr, mantener e incrementar su ventaja competitiva en los cambiantes mercados globalizados, reforzando y ampliando los cuatro pilares de la nueva economía: tecnología, talento, capital y capacidad emprendedora. Por tanto, el reto de la globalización está ahí fuera, pero las respuestas a este reto están dentro de las propias regiones o territorios. Por consiguiente, la economía andaluza y su tejido productivo deben adaptarse a las exigencias de la globalización para cambiar sus estructuras productivas y modernizarse para ganar mayores cuotas de mercado.

Los responsables económicos del nuevo Gobierno andaluz tienen ante sí en esta nueva legislatura (2008-2012) cuatro grandes retos:

1. Crear un nuevo modelo de crecimiento sostenible, basado en las actividades relacionadas con el I+D+I y con menor dependencia del sector de la construcción/inmobiliario.

2. Acelerar el ritmo de convergencia económica y social con respecto a la economía española y de la Unión Europea.

3. Lograr una mayor productividad del tejido productivo andaluz para ganar competitividad con respecto a las economías de su entorno.

4. Conseguir que el nuevo modelo de financiación autonómica (2008-2013) aporte a Andalucía recursos financieros suficientes para financiar las inversiones y servicios que permitan a Andalucía conseguir un grado de desarrollo económico y social similar al del conjunto del Estado español.

De cómo se aborden y se gestionen estos grandes retos de la economía andaluza y su tejido productivo depende, en gran medida, que Andalucía pueda converger con las economías de su entorno  y los andaluces tengamos un mayor grado de desarrollo económico y social.

            juan.rodriguez@uca.es