Dentro de los muchos efectos colaterales aparejados a cualquier crisis, ya sea bursátil o inmobiliaria, cabe destacar especialmente uno, cual es la proliferación de los llamados chiringuitos financieros. La propia Comisión del Mercado de Valores (CNMV) los define expresamente como:

"Personas y sociedades que ofrecen servicios de inversión actuando en los límites de la legalidad o, en la mayor parte de los casos, fuera de ella".

Se trata pues, de instituciones no registradas en la CNMV, como Sociedad o Agencia de valores, Gestora de Cartera o Empresa de Servicios de Inversión Extranjera, ni en el Banco de España, como entidad financiera nacional o extranjera, que eluden no sólo el control y supervisión de tales organismos, sino también los requisitos legales exigidos a las empresas autorizadas. En particular, la ley prohíbe taxativamente el servicio concreto de captación de ahorro a aquellas empresas no registradas lo que, a la postre, constituye el objeto del negocio fraudulento. Aunque parezca trivial, una de las primeras indagaciones que cualquier inversor particular debería realizar antes de colocar su dinero en una entidad es su registro oficial. En la propia Web de la CNMV (http://www.cnmv.es/inversores/esp/index.htm) se facilita un buscador para comprobar este requisito, además de un listado de entidades fraudulentas. Y es que, con esta simple consulta, podríamos haber evitado, por ejemplo, sucesos tan desafortunados como el recientemente protagonizado por Riverduero, el cual ha salpicado a muchas familias andaluzas a través de su sucursal en Sevilla. Lo realmente triste de estas situaciones es que la desprotección del inversor es total, por cuanto ni siquiera puede beneficiarse de la indemnización del Fondo de Garantía de Inversiones.

En general, los chiringuitos financieros suelen utilizar el mismo modus operandi para atraer al inversor, esto es, la promesa de una rentabilidad superior a la del mercado, con un riesgo bastante inferior al de los productos tradicionales. Además, las técnicas de captación también se encuentran estereotipadas, caracterizándose por la insistencia y presión en la toma de decisiones inmediatas. Entre ellas destacan:

l Contactar con los clientes a través de cualquier medio de comunicación (teléfono, correo, internet, etc). Sin embargo, la técnica más recurrente consiste en utilizar el boca-oreja favorable, esto es, se remunera con una alta rentabilidad a un cliente quien, confiado, se convierte en el mejor reclamo para la captación de nuevos clientes.

l Prometer grandes beneficios con un nivel de riesgo bajo, precipitando la urgencia de tomar la decisión para no dejar escapar la oportunidad. Cuestionar la inteligencia de quien rechaza la oferta o apelar a su confianza son tácticas habituales de persuasión. También, suele garantizarse la "opacidad fiscal" para captar el dinero negro, el cual nunca es recurrible.

l           En la mayoría de los casos, se emplea un decorado exquisito y una apariencia respetable. Inspirar confianza se convierte en crucial a la hora de consolidar la estructura piramidal.

Antes de terminar me gustaría recomendarles la lectura de la guía informativa publicada por la CNMV sobre chiringuitos financieros. Pueden descargársela en http://www.cnmv.es/inversores/esp/index.htm. Ya saben, prevenir en tiempos de crisis es curar…

            jmferdom@upo.es