Sin esperanza para los parados, lleven meses en desempleo o años.

Sin esperanza para los jóvenes, obligados a vivir con y de sus padres y condenados, como el resto, a la precariedad laboral y el hundimiento de los salarios y la emigración. Sin esperanza para los servicios públicos que garantizan condiciones de igualdad para todos los ciudadanos. En definitiva, sin esperanza para el crecimiento económico y la creación de empleo. Sin esperanza para los que subsisten por la solidaridad de los demás o los desahuciados y los que están a punto de perder sus casas.

Las palabras de Rajoy confirmando su política económica y las nuevas medidas con las que amenazó cierran toda posibilidad de que los damnificados por la política del PP podamos tener un atisbo de esperanza. Lo único que me quedó claro tras escuchar a Mariano Rajoy en el Debate del Estado de la Nación es que seguirán trabajando para quienes lo han hecho desde el primer momento, los causantes de la crisis: la banca, los mercados, los intereses empresariales y aquellos de los que el PP recibe generosos “regalos”.

Con su política económica, Rajoy mantiene su objetivo de garantizar a los mercados y a la banca sus beneficios a costa de machacarnos a todos nosotros con nuevos recortes. Mantiene la garantía a las empresas de poder seguir explotando a los trabajadores con la reforma laboral y demás medidas contra los derechos del trabajo, asegurándoles una legión de mano de obra barata. Convirtiendo el derecho a la salud, la educación, la atención a los mayores, a los discapacitados… en un negocio, privatizando los servicios públicos y acabando con el derecho de los ciudadanos a los mismos en condiciones de igualdad.

La intervención de Rajoy en el Debate del Estado no ha sido más que la ratificación de la operación de saqueo y destrucción sistemática de los derechos y de los servicios sociales básicos que practica el PP desde hace un año. En su discurso, el presidente del Gobierno ha ratificado con toda la crudeza una política económica absolutamente injusta y que está generando el mayor nivel de desigualdad que ha existido en este país desde la época de la dictadura. Una política que destruye todo el conjunto de derechos para, sencillamente, tranquilizar a los grandes intereses económicos. Y lo peor es que lo hacen con absoluta desvergüenza.

El presidente del Gobierno y el PP ya no consideran que tengan que ocultar para nada ni sus objetivos ni su estrategia. Se trata de desmantelar el modelo social construido en nuestro país a lo largo de los últimos 30 años y aunque Rajoy plantee que éste no es un momento para cambios constitucionales, en realidad, él sabe que ha iniciado, sin necesidad de abrir un nuevo proceso de modificación constitucional, por la vía de los hechos y la mayoría absoluta, una operación de vaciado de los derechos constitucionales. Por eso no tiene interés en abrir ningún proceso formal de reforma de la misma para atender la demanda ciudadana cada vez más potente en favor de una democracia más rica y participativa, en la que ni él ni la derecha que le respalda creen en absoluto.

Están aprovechando la crisis para construir su modelo de país. El modelo según las claves más rancias, deplorables e inadmisibles de la derecha española. Un modelo en el que las personas, como ha puesto de manifiesto Rajoy en contadas intervenciones, no cuentan o, en cualquier caso, el modelo se articula para estar al servicio de los intereses de unos pocos.

Están configurando el modelo social, laboral y de derechos que tendremos después de la crisis. Rajoy está trabajando ya para definir cómo  trabajaremos, cómo viviremos y con qué servicios contaremos el día después de esta pesadilla según podamos pagarlos o no. Y en esa cruzada pretende llevarse por delante todo el conjunto de derechos en el que se han basado los avances en materia de igualdad en nuestro país. Sin esconderse. Sin reparos, con desvergüenza. Sin dar una mínima posibilidad a la esperanza de los españoles.

Manuel Pastrana Casado, Secretario General UGT de Andalucía