Ayer el Centro Cultural Cajasol acogió un cartel de auténtico lujo, el quinto Mano a Mano de la temporada en Cajasol, el número 23, entre Alfonso Ussía y Julián López “El Juli” deleitaron a los aficionados congregados en la Sala Joaquín Turina, cuyo aforo estaba al completo.

Jose Enrique Moreno El Juli, Alfonso Ussi y Pilar Lacasta
Jose Enrique Moreno El Juli, Alfonso Ussi y Pilar Lacasta

Comenzó esta vez Julián López “El Juli”  y reconoció que sus últimos recuerdos de Sevilla son intensos, la Puerta del Príncipe y la cornada, y que está recuperado pero no al nivel que le gustaría.

Además, “El Juli” explicó que no se siente mayor, pero sí veterano y que es algo que le llena de orgullo, pues es una gran responsabilidad que muchos le vean a él como él veía a sus maestros. Explicó que en los quince años que lleva en el mundo del toreo, desde su alternativa, observa que ahora hay una exigencia brutal. “La gente quiere un espectáculo único, pero me gusta porque no quiero un aplauso fácil”, puntualizó el torero.

Para Julián López “El Juli” el toreo es “inteligencia y corazón, para conocer al toro y poder expresarlo. Lo peor es cuando el torero no logra sentir ni transmitir en su toreo y se siente solo” declaró.

En su primer muletazo Alfonso Ussía se metió al público en el bolsillo: “Venir a Sevilla es  siempre un placer porque es un público entendido que sabe de la fiesta”. El escritor supo cómo cautivar al público entre anécdotas de todo tipo: defendiendo al toro bravo, hablando de Curro Romero, su amistad con Antonio Ordoñez, las confidencias con Luis MIguel Dominguín, Orson Wells, etc. “Me gusta el pasodoble, pero no acompaña la hondura del gran torero, si se ve con una sinfonía de Beethoven se ve mucho mejor” añadió Ussía. En una comparación entre música y torería, comparó a Belmonte con Beethoven, Rafael Ortega como Wagner, y El Juli sería Vivaldi.

A pesar de que Ussía no cree que los toreros sean grandes lectores si, afirma, que son grandes autores: “Si te gusta este arte, esta solemnidad, la unión armónica del toro y el toreo, realmente son los toreros los que crean”. Comparó al rejoneador “que sólo aplauden por dar una vuelta con el caballo a la plaza, mientras que el torero que se está jugando la vida no recibe un aplauso.”

La tarde se desarrolló entre reclamaciones de apoyo a la juventud de ‘El Juli’, recordó que la soledad del torero es “la ingratitud de no sentirse comprendido por el público o no sentirse bien con un toro”, habló de que no hay mal que por bien no venga y la oportunidad que su ausencia brindó en los Miura a una figura como Manuel Escribano. Para el madrileño “es mucho más importante expresarse, sentirse. El toreo es inteligencia para entenderlo y corazón para expresarlo. Me abruma que me llamen maestro, porque yo lo llamo a otros”.

Para finalizar, el escritor se dirigió al gran público que les acompañó durante el transcurso de toda la charla para hacerle una petición: “Todo el mundo no puede estar de acuerdo en los proyectos o sí, en la política, ser más tolerante o menos, pero en cuestión taurina por favor, que Sevilla no cambie, seguid siempre así”.