Dedica esta revista una parte de su contenido a asuntos de interés europeos. En mi sección habitual he tratado acerca de la industria audiovisual con base en Europa. No voy a repetir consideraciones, pero sí al menos recordar algunas reflexiones o necesidades. Es difícil hablar de la Europa de los Pueblos y Regiones sin admitir, como dice el profesor Gubern, que a nuestros espectadores les es más conocido un paisaje de Arizona que una imagen de uno de nuestros pueblos, como asimismo nos resulta muy difícil evitar el gusto por la ropa americana o la fast food (comida rápida). En la misma línea, el producto audiovisual se mueve por el criterio de las audiencias y es más fácil reproducir series americanas o contenidos de films al estilo de los ‘thrillers’ que arriesgarse en otros contenidos. Hay siempre un margen para distinguir entre la obligación de competir al mismo nivel, a veces de carencia de imaginación y la de partir desde contenidos propios con el nivel de calidad y competitividad. Tenemos en nuestras regiones peculiaridades extensivas para los públicos globales capaces de situarse al mismo nivel que las producciones americanas. Pero ello lleva también a cuidar archivos, a aprender el lenguaje de la unión de grupos multimedia y empresas panaeuropeas y a depender probablemente más de la iniciativa empresarial que de la subvención. Sin evitar tampoco el tener en cuenta el esfuerzo que han de realizar las televisiones de las regiones, para competir desde sus propios nichos de mercado con señas de identidad propias y naturalmente programáticas, sin el ‘complejo’ de copiar programas de otros canales con más medios económicos.

El Mundial 2006 nos ha reportado viejos errores del Balompié en materia de incorporación tecnológica, lo escribimos en un artículo anterior y se está demostrando desgraciadamente con los errores arbitrales que están perjudicando sobre todo a selecciones no cabeza de serie o sea las más débiles y que representan a países del tercer mundo, que están dando todo un ejemplo de deportividad y nivel de competición. También nos está dando ejemplo de retransmisiones histriónicas. Parece que nos hemos debido de equivocar de profesión, o de enseñanzas, porque últimamente vende el histrionismo, la histeria, la descalificación, (“con todos los respetos a la libertad de expresión”), léase Federico Jiménez Losantos o Andrés Montes en la Sexta. No se nos había ocurrido la posibilidad, la verdad, de narrar un partido del Mundial, cantando canciones de coplas españolas, cubanas, recitando el refranero, aunque sean repetitivas las ocurrencias. Tengo que decir, que muchos espectadores que hemos querido seguir las evoluciones del equipo español, hemos agradecido la simultaneidad de retransmisión por parte de la Cuatro, para evitar al original comentarista. Eso sí, nos hemos enterado que todavía anda por ahí Salinas, el exjugador y con retardo; ya que si además hemos querido escuchar a un tiempo los comentarios radiofónicos, se nos han anticipado los goles auditivos a las imágenes televisivas.

No estaría de más, volviendo al inicio del artículo, que en esa línea de contenidos europeos, predominara la creatividad, y no la repetición mimética. En lo que va de temporada ha destacado con demasiada frecuencia la repetición de programas, en especial los seriados. Un recurso de las televisiones en la franja nocturna, (sobre todo Tele 5) que ha crecido un 119% respecto al año anterior, según el informe del Gabinete de Estudios de la Comunicación Audiovisual, GECA.

No quiero terminar este artículo -cambiando profilácticamente de tercio- sin dedicar mi homenaje a la fregona. Dirán ustedes porqué. ‘La Ilustre Fregona’ ha cumplido años. Qué sería de solteros empedernidos, de amas de casa obligadas o vocacionales, de solitarios sin remedio, o de limpiadoras profesionales, sin este gran y modesto invento, que nos hace recordar otros más refrescantes como el exprimidor de plástico o el tradicional polo de anís, limón o naranja. Nuestro más cariñoso homenaje a la fregona todavía por descubrir en muchos países tercermundistas cuyas ciudadanas, todavía no ciudadanos, siguen arrodillándose en el suelo, entre otras cosas por falta de recursos para importarlas o fabricarlas. ‘¡Ilustre Fregona, cuánto has hecho por nuestro tiempo libre, cuántos litros de crema evitaste a nuestras manos, cuánto bien hiciste por nuestra columna vertebral, y cuánto amor dejaste libre para nuestras mujeres, ilustre fregona te llevo en mi corazón for everybody!’