Los recursos naturales son fundamentales para la economía y la prosperidad. De ellos obtenemos materias primas, energía, alimentos, agua y suelos, además de servicios socio-ambientales.

Manuel José García Gómez
Manuel José García Gómez

Los recursos, tanto si se utilizan para fabricar productos como si actúan de sumideros para absorber emisiones (suelo, aire y agua), son vitales para el funcionamiento de la economía y para la calidad de vida de las personas.

En los últimos 50 años los seres humanos hemos cambiado los ecosistemas más rápida y extensamente que en cualquier periodo de tiempo comparable de la historia de la Humanidad, en gran parte para satisfacer la demanda cada vez mayor de alimentos, agua dulce, madera, metales, fibras y combustibles.

Si se mantienen las actuales pautas de consumo de recursos, el medio ambiente seguirá degradándose y los recursos naturales seguirán agotándose. El desafío es por tanto, facilitar y estimular el crecimiento evitando, y al mismo tiempo, evitar un empeoramiento del estado del medio ambiente. Crecimiento y protección del medio ambiente no son dos objetivos opuestos, es posible un crecimiento sostenible.

En nuestros días, para detener la degradación del medio ambiente y preservar los servicios esenciales que brindan los recursos naturales, la política ambiental tiene que hacer algo más que controlar las emisiones, vertidos  y generación de residuos. Es necesario conocer y encontrar medios para identificar los impactos ambientales negativos que provoca el uso de materiales y energía a lo largo de ciclos de vida y determinar su importancia.

Debemos aceptar como planteamiento estratégico, que es necesario aumentar la eficiencia en el uso de los recursos, en la que se incluyan objetivos de reducción de los potenciales impactos ambientales que generen su uso.

Son básicos planteamientos que desacoplen el crecimiento económico de los impactos ambientales. La clave para ir alcanzando este desacople es avanzar hacia una estrategia en tres planos: crear mayor valor a la vez que se usan menos recursos (incremento de la “productividad de recursos”),  reducir el impacto global por unidad de recurso utilizada (incremento de la “eco-eficiencia”) y aplicar mejores alternativas para la obtención de recursos.

Referente al último concepto de aplicación de las mejores alternativas de producción, es paradójico, y lo dejo como reflexión en la que profundizar, que la percepción general – al menos la percibida – es que determinados sectores de actividad generan más impactos ambientales que otros, lo que contribuye a que algunos de ellos (minería, industria …) tengan una imagen negativa, mientras que otros sean mejor percibidos (agricultura, turismo,…). Esto aún hoy en día que existen normativas y legislación muy avanzada, y sin buenas medidas de medición que nos faciliten conocer que de lo percibido es lo real…

Manuel José García Gómez

Vicepresidente – CEO de AGQ Mining & Bioenergy

Director del Máster de Gestión del Medio en la Empresa de EOI- Escuela de Organización Industrial