Hablamos con el actual secretario general de la UGT Andalucía para profundizar sobre la actual situación económica empresarial así como del presente y futuro del sindicato andaluz

Agenda de la Empresa: Desde que llegó a la secretaría general de la UGT Andalucía el pasado 11 de mayo, ¿cuáles han sido los temas más notables que ha tenido que afrontar?

Francisco Fernández: El problema más importante que hemos vivido en este periodo, y que desgraciadamente seguiremos viviendo, es la situación tan alarmante de desempleo que existe en Andalucía y la destrucción de empleo que continuamos padeciendo diariamente. Hemos realizado diversas movilizaciones, entre ellas, las marchas que hicimos en distintos puntos de nuestra Comunidad y que confluyeron en Sevilla, con la idea de exigir, tanto al Gobierno central como al andaluz, un plan especial de empleo que pudiese remediar la situación tan dramática que viven muchos trabajadores, mientras se produce un cambio en la política económica y por tanto, un nuevo modelo económico que genere creación de empleo. Seguiremos insistiendo en los próximos meses para que sea una realidad. Cada día hay más desempleados, tenemos un mayor número de personas sin prestaciones y muchas familias están en el umbral de la pobreza. Por otra parte, en estos meses también hemos vivido una situación de acoso a los trabajadores, con la pérdida de derechos de forma paulatina por parte del Gobierno. Recortes en materia salarial, laboral, en negociación colectiva… elementos básicos para la ciudadanía y el bienestar social como son la sanidad, la educación, los servicios sociales, incluidas las pensiones. Si no era suficiente dejar a la sociedad sin derechos, se le añade un ataque a las instituciones, para conseguir desprestigiar la política, los partidos políticos y los sindicatos. Basan todo en una campaña de infamias y de mentiras, que puede haber, en todo caso, un error puntual, pero los convenios y programas que se han hecho con las distintas administraciones se han cumplido en su totalidad. Ahí están los resultados de los trabajadores que se han formado y se han orientado. Por tanto, considero que hemos hecho una ejecución correcta de los programas.

A.E.: ¿Espera algún cambio sustancial en la política de la Junta de Andalucía con Susana Díaz al frente del ejecutivo andaluz?

Francisco Fernández, secretario general de UGT Andalucía
Francisco Fernández, secretario general de UGT Andalucía

F.F.: Somos optimistas con que mejore la situación, pero a su vez somos conscientes de las dificultades que este nuevo Gobierno va a tener, porque no depende en exclusivo de él.  Dependerá muy mucho de la política económica general y de la política del Gobierno del Estado, ya que afectará a la financiación de las comunidades autónomas y a la capacidad de éstas de desarrollar políticas económicas de mantenimiento del estado del bienestar. Por nuestra parte vamos a hacer lo que siempre hemos hecho, colaborar con las instituciones en cuanto a propuestas, en cuanto a acuerdos, si es que se pueden producir, para mejorar la situación económica de Andalucía y sacar adelante políticas que sean válidas para los trabajadores y los ciudadanos en general.

A.E.: También es partidario de cambiar la financiación sindical .¿Qué modelo adoptaría?

F.F: España tiene una asignatura pendiente con las organizaciones sindicales, bien es verdad que tenemos un papel relevante recogido incluso en la constitución, pero sin embargo después no tenemos los instrumentos necesarios para  desarrollar ese papel que juegan o jugamos los sindicatos en el ámbito social, más allá de la defensa de los intereses de los trabajadores en los centros de trabajo. Un sindicato mayoritario como el nuestro, el más representativo a nivel nacional y regional,  necesitaría que se hiciera una ley de participación institucional donde se refleje la aportación que la sociedad también tiene que hacer a los sindicatos de forma nítida, clara, transparente,  y que nosotros también seamos capaces de desarrollar la actividad que hacemos en beneficio del conjunto de los ciudadanos. Más allá de que también es necesario concienciar al conjunto de la sociedad en la necesidad de estar organizados, a nivel sindical los trabajadores o a cualquier tipo de organización, ya que la democracia no es solo votar cada cuatro años,  sino participar de forma directa en la vida política y en los partidos  políticos, sindicatos, comunidades de vecinos… tener una mayor afiliación sindical que se corresponda con la gestión que hacen los sindicatos no solo a nivel laboral, sino a nivel social.

A.E.: ¿Cree que la mala imagen que posee actualmente la sociedad de la clase política está afectando también a los sindicatos?

F.F.: Esto obedece a una estrategia del neoliberalismo más salvaje de intentar llevar a la ciudadanía la opinión de que todas las instituciones, las partes que conforman la participación democrática, son corruptas. Se ha hecho con los partidos políticos, con las instituciones,  y también con los sindicatos. No digo que no haya errores o situaciones que corregir pero de ahí a hacer una campaña de desprestigio permanente… Esto en una situación de crisis, de desempleo, cala y hace su mella, tiene una repercusión directa en los ciudadanos. Pero nosotros, particularmente,  mirando nuestro número de afiliados no tenemos una pérdida por ese descrédito. Lo que tenemos es una menor aportación de ingresos en cuanto a lo que se percibe por cuota,  pero debido a la propia situación económica de empleo, donde muchos trabajadores cambian su cuota de activo a desempleado, por eso son menos ingresos.

A.E.: En una Andalucía que casi no llega ya a mileurista, ¿cuánto considera que debe cobrar un dirigente sindical?

Manuel Bellido entrevista a Francisco Fernández
Manuel Bellido entrevista a Francisco Fernández

F.F.: Debe cobrar lo que cobran los trabajadores de media. De hecho yo cobro lo que cobraría si estuviese en activo en mi empresa, por tanto, es lo que corresponde, ya que somos trabajadores y lo que tenemos que percibir son los salarios que están regulados a través de la negociación colectiva. Bien es cierto que en estos momentos de crisis la situación se está agudizando en mayor medida,  no solo en Andalucía sino en el conjunto del Estado. La pérdida de poder adquisitivo cada día es mayor y, efectivamente,  los salarios están bajando de forma considerable. Es necesario que se haga una reflexión general, porque en el cuarto trimestre del año pasado, en decir, en 2012, es el primero en los últimos tiempos donde tuvo más peso la renta del capital que las rentas del trabajo. Nosotros como trabajadores, estamos sufriendo esas consecuencias.

A.E.: ¿En qué debería mejorar Andalucía para aumentar su economía y empleo?

F.F.: Hay dos cuestiones básicas, a parte de un cambio de política económica que se base no solo en austeridad y en el pago de la deuda,  es decir, que se produzca el cambio de modelo productivo. Hay dos cuestiones fundamentales, el primero, el tamaño de las empresas. En Andalucía más del 92 % son pymes, con menos de 5 trabajadores. Es un modelo empresarial poco capacitado para mantener empleo de calidad, debería dimensionarse para tener más capacidad de venta de sus productos de forma interna y externa. El otro problema es la necesidad de que hubiese un empresariado que apostase por su tierra,  que invierta, que genere actividad y no sea un capital, como en el que en muchos casos existe en Andalucía, más tipo especulativo, que no son inversores en nuestra tierra.

A.E.: En una ocasión invitó al conjunto del sindicato a ser radicales, ¿en qué términos se refería?

F.F.: Cuando hablé en el X Congreso de UGT Andalucía de ser radicales, simplemente  utilicé el adjetivo que usaba la prensa para definir lo que estaba haciendo el sindicato  en estos últimos tiempos,  y es exigir tanto a los empresarios como a los gobiernos en general que se mantenga  el modelo que hemos ido construyendo en los últimos tiempos. Un modelo basado en trabajo estable,  con derechos y en una legislación basada también en derechos para los ciudadanos, derecho a la vivienda, a la educación y a la sanidad pública y gratuita,  y derecho a los servicios sociales, es decir, el mantenimiento del estado del bienestar. Para algunos medios en estos tiempos parece que esto es ser radical, es exigir por encima de lo que es posible. Para nosotros es un modelo de supervivencia, un modelo que entendemos que es el adecuado. Parece que hoy ese modelo en España y en Europa está en jaque, a eso es lo que ellos llamaban “ser radical”. Con esa expresión no me refería a  ser radical en las trincheras,  o que los trabajadores se adueñen de las empresas, sino a luchar por mantener ese estado del bienestar.

A.E.: En materia europea, ¿qué le falta y le sobra al sindicalismo en Europa?

F.E.: Al sindicalismo, y quizás en general a la izquierda europea, le falta la capacidad de tener un proyecto muy definido y visible y que sea participado en todos los países. La izquierda europea adolece últimamente de una definición clara de su línea de trabajo, que sea nítida y clara y que se diferencia con respecto a la línea de trabajo que la derecha plantea, basada en la economía más neoliberal. Esa izquierda europea necesita plantar cara con un modelo de sociedad que defienda la igualdad,  la parte más social de la ciudadanía,  y que haga menos adoración al individualismo y  al dinero fácil y para unos pocos, que propugna la derecha.

A.E.: Las elecciones en Alemania se acaban de celebrar. ¿Cómo puede repercutir en España y en Andalucía, las políticas que se impulsen desde el país germano?

F.F.: En la política en Europa se abren otras fronteras si el gobierno de Alemania es un Gobierno de coalición con la socialdemocracia. Puede cambiar el modelo económico que se está imponiendo de “austeridad, austeridad y austeridad”, siendo un modelo de inversión, de intentar activar la economía y que eso nos lleve a la senda del crecimiento económico realmente. Eso sería lo deseable,  si finalmente hay una coalición con el gobierno socialdemócrata. No obstante, creo que el modelo europeo necesita de la participación del conjunto de los países,  donde se haga una reflexión sobre el modelo social que se quiere.

Manuel Bellido