El pasado mes el Congreso contempló un informe elaborado por un grupo de diputados donde se apunta a un cambio de hora en España para mejorar la productividad y la conciliación de la vida familiar y laboral. Tras seis meses de trabajo y escuchar a decenas de expertos, las conclusiones de la subcomisión parlamentaria para el estudio de la Racionalización de Horarios son tajantes.

José Santos
José Santos

La crisis ha dejado en un segundo plano la conciliación de la vida personal, familiar y laboral, y es necesario no sólo recuperar el terreno perdido sino ser mucho más productivos en el trabajo. El ajuste es una reivindicación antigua, ya que atendiendo a los usos mundiales -las 24 franjas horarias en que se divide el globo-, España debería compartir reloj con Gran Bretaña, sin embargo, por cuestiones políticas que se retrotraen a la Segunda Guerra Mundial, compartimos horarios con Alemania, Polonia o Croacia, mucho más al este que la media del país ibérico. Esto tiene como resultado que madruguemos demasiado y durmamos casi una hora menos de lo recomendado por la OMS. Y lo más importante, repercute directa y negativamente sobre la productividad, el absentismo laboral, el estrés, la siniestralidad y hasta el fracaso escolar.

Un posible cambio sería una tarea lenta y compleja, puesto que tendríamos que adecuarnos a nuevas costumbres y horarios, etc. En suma, hay quien señala que no es el momento oportuno. Sin embargo, creo que España vive el mejor momento para afrontar este proceso. En tiempos donde la crisis está logrando cambiar hábitos de trabajo hacia una cultura del esfuerzo y la excelencia es cuando -mejor que nunca- debemos ‘ajustar’ nuestros relojes y poner en hora de ‘crucero’ nuestras vidas laborables. Así lograremos seguir más en la línea que marca Europa y por supuesto mejorar la productividad de nuestras empresas.

No se trata de trabajar más ni más rápido, sino de mejorar la calidad de nuestro trabajo. Porque como diría Shakespeare: “Tan a destiempo llega el que va demasiado deprisa como el que se retrasa demasiado”.

José Santos