Como viene siendo costumbre al llegar  a fin de año se hace obligado realizar un balance de la evolución económica del año que muere y de lo que nos deparara el nuevo. El año 2013 ha sido el punto de inflexión en la crisis. Por primera vez desde que arrancó el calvario económico, los buenos deseos para el año venidero están justificados. Por fin ahora, tras más de seis años de decepciones, tenemos elementos para construir otro discurso, otro relato más optimista del porvenir. Hemos tocado fondo. De hecho, 2013, puede considerarse el año de la estabilización, del año en el que España ha recuperado el crédito exterior, en el que ha vuelto, aunque pobre, el crecimiento y el empleo, del año en el que hay menos parados que doce meses antes y en el que los mercados financieros han dado un respiro, con un abaratamiento notable en los tipos de interés de la deuda pública y privada, con un alza considerable de los precios de las acciones. Y todo ello con la consiguiente recomposición de la riqueza financiera  de los hogares y de las empresas. Este 2013 ha sido un punto de inflexión en la crisis. Por primera vez desde que arrancó el calvario económico, los buenos deseos para el año venidero están justificados.

Juan Rodríguez
Juan Rodríguez

Podemos decir que la economía española, a finales del 2013, ha vuelto a situarse en la situación del 2009, saliendo de la recesión. Atrás han quedado tres años muy duros, tanto desde el punto de vista económico como social. Durante este periodo la economía española ha realizado un duro ajuste que le ha permitido corregir sus desequilibrios, el tejido empresarial ha mostrado una encomiable capacidad exportadora y la sociedad civil ha dado síntomas de aguante y de madurez. Ello nos permite avanzar, si no se produce una hecatombe económica, nuestra economía se encuentra ante  su recuperación. La pregunta que deberíamos hacernos sería si esta recuperación será anémica o robusta.

Esta recuperación vendrá condicionada por diversas cuestiones. En primer lugar por la visión europea del nuevo Gobierno alemán de coalición (bloque democristiano CDU y CSU de Baviera y los socialdemócratas del SPD) de Ángela Merkel. Éste sigue defendiendo la necesidad de reformas para los socios europeos, pero también insisten en aumentar las inversiones públicas y luchar contra el paro. La filosofía del nuevo gobierno se recoge en el documento titulado ‘Modelando el futuro’ y se centra en cinco grandes ejes: a) reforzar el papel del Parlamento Europeo; b) continuar con los reajustes para sacar a Europa de la crisis; c) negación rotunda de los eurobonos como forma de financiarse los países europeos; d) ganar la confianza de los mercados financieros, partiendo de unos rígidos criterios de sostenibilidad, unidos a una política presupuestaria y económica equilibrada; y, por último, aumentar las inversiones públicas en I+D+i y en educación para ganar competitividad y empleo.

En segundo lugar, el principal reto económico es afianzar la frágil situación de los país que han estado (Irlanda)  o están (Grecia y Portugal) sometidos a programas de ajustes/rescate, total o sectorial. La  mejora de la economía española e Irlandesa no debe hacerle rebajar el impulso reformista ni hacer caer a la Unión Europea en la complacencia. Especial mención cabe hacer de la situación de Grecia que tiende a empeorar y, seguramente, necesitará un nuevo rescate. En lo financiero, dos tareas fundamentales deben de cumplirse. Una es culminar el desarrollo de la arquitectura de la unión bancaria para resolver/liquidar las entidades enfermas y garantizar un desarrollo fluido y creíble de los test de resistencias aplicado a los bancos europeos para saber su grado de resistencia ante otra posible crisis.

En tercer lugar, las elecciones al Parlamento Europeo del mes de mayo, conlleva un cierto grado de incertidumbre y preocupación por el grado de representación que obtengan los movimientos ultras, eurohostiles y xenófogos y la constitución de una nueva Comisión y elección de su presidente.

El cambio de tendencia en la economía española y la mejora, significativa del entorno económico internacional, permite adelantar que la economía empezará a crecer en el año 2014, aunque de forma tímida, es decir, menos del 1 %,  (0,9 %) como apuntan los distintos servicios de estudios (Caixa, Funcas, BBVA e Analistas Económicos de Andalucía). Las claves de la recuperación están en las reformas estructurales emprendidas, junto a la mejor situación financiera internacional. Para terminar de cuajar la remontada económica será clave que las exportaciones sigan creciendo y que la demanda interna empiece a recuperarse y que la evolución de la economía internacional cumpla con las expectativas apuntadas: los países emergentes deben  tirar del comercio internacional. Así mismo el Gobierno sigue teniendo deberes ineludibles, en el que no vale las escusas electorales, para lograr una recuperación sólida, longeva y, sobre todo, eficiente en empleo: reforma energética real que alivie los precios y los presupuestos públicos; aplicación del ajuste de los contratos para aprovechar el tirón de la demanda y reforma fiscal para ensanchar la renta disponible de los ciudadanos y activar la inversión productiva. 

La economía andaluza, al igual que la española, tocó fondo durante el año 2013 y empezará a recuperarse en el año 2014, en un proceso de moderado crecimiento (0,9 %). Los factores que contribuirá a dicho crecimiento será: a) la mejora de las condiciones financieras internacionales repercutirán favorablemente sobre los distintos sectores y sobre los agentes económicos; b) las exportaciones mostrarán una fortaleza notable, diversificando destinos y manteniendo su competitividad; c) la recuperación de la economía mundial y las menores tensiones financieras mejorarán las perspectivas de inversión; d) ajuste del sector inmobiliario por el lado de la oferta va llegado a su fin, por lo que la absorción de los desequilibrios acumulados serán probablemente lenta, por lo que el sector dejará de contribuir negativamente al crecimiento durante los próximos años; e) la consolidación financiera requerirá un menor esfuerzo , respecto a  otros años precedente, lo que contribuirá a cumplir los objetivos de déficit, lo que incidirá en una menor contribución del gasto público; f) mejora del mercado laboral, a pesar de sus altas tasas de paro; g) mejorar y ampliar las inversiones en I+D+i, en infraestructura y capital humano; h) reducir los costes administrativos; i) reducir los precios de la energía y mejorar el funcionamiento más eficaz y competitivo en el mercado laboral y de bienes de servicios y, por último, el buen momento del sector turístico, lo ha convertido en uno de los pilares más firme para el crecimiento económico.

Todo ello contribuirá a conseguir una mayor flexibilidad de la economía andaluza que contribuirá a conseguir una creciente capacidad para lograr ganancias de competitividad que ayudará a las empresas a captar mercados y, por lo tanto, aprovechar el crecimiento de la demanda externa y crear empleo. Por lo tanto, el 2014, será el año en el que se comenzará a ver la luz a la recuperación económica.

Juan Rodríguez García