El miedo al trabajador inmigrante procedente de la Unión Europea se ha impuesto frente a todos los argumentos en su defensa de la clase política y de las organizaciones económicas de Suiza, que en tres años restablecerá el sistema de cuotas para regular su entrada al mercado laboral.

El Gobierno Federal suizo reaccionó señalando que este desenlace “es la expresión de un malestar” social provocado por el aumento de la población y admitió que “marca un punto de inflexión que tendrá repercusiones”.