En vísperas de las vacaciones de Semana Santa, proliferan las ofertas turísticas de última hora para la compra de estancias en hoteles o paquetes de viaje al extranjero. La industria del turismo es uno de los sectores que más ha avanzado en el uso de Internet como canal de distribución y, por tanto, hay cada vez más opciones al alcance del público para la búsqueda y compra online de ofertas y servicios de viaje que, a menudo, ofrecen importantes y atractivos descuentos y ahorros al comprador, sobre todo a medida que se acercan fechas clave como la de la Semana Santa.

No obstante, como en muchas otras áreas del comercio electrónico, existen posibles riesgos para el comprador de los estafadores y/o los portales que venden productos o servicios  ‘falsificados’, haciéndose pasar por vendedores legítimos. Estudios internacionales realizados por MarkMonitor, empresa especialista en la protección de marcas online, revelaron una alta incidencia de ciber-ocupas de algunas de las más reconocidas marcas de hostelería en el mundo, incidencias donde parte del trafico de visitas de posibles clientes se desvían de las páginas de reserva online de las marcas a los socios de canal a través de técnicas de comercialización mediante motores de búsqueda.

Los ciber-estafadores y los falsificadores son muy conscientes de nuestro apetito por encontrar buenas ofertas de viajes en la red y más en fechas de temporada alta. Los consumidores se afrentan al riesgo de realizar una reserva de buena fe a través de uno de los denominados operadores ‘fantasma’, normalmente ubicados en otros países, que ofrecen al usuario un bono por su reserva que luego resulta no ser válido o que se ha cancelado sin avisar al cliente. Son expertos en interceptar el tráfico de consumidores que buscan productos a buen precio cuando éstos hacen una búsqueda por nombres de una marca o de un destino, así como en detectar términos de búsqueda como “oferta”, “last minute”, etc…

Una categoría de webs de riesgo son las páginas caseras que ofrecen viajes o alquileres de vacaciones con descuentos excesivamente altos y a precios muy por debajo del mercado. Puede ocurrir que los servicios o alojamientos anunciados no existan en realidad. Por otra parte, existen webs que se ofrecen al consumidor con intenciones legítimas pero, si la web está montada con pocos medios y no tiene una empresa registrada detrás de ella, y surge un problema con el servicio contrato, el cliente puede quedarse sin viaje, sin recuperar su dinero y sin posibilidad de reclamarlo ante ningún organismo oficial.