Casi medio centenar de técnicos de ASAJA-Sevilla han trabajado durante los últimos tres años en el estudio de los cultivos arbóreos (olivar, vid y frutales) del entorno de Doñana para desarrollar e implantar un modelo de gestión sostenible del suelo. Este proyecto, que ha contado con el apoyo financiero del fondo europeo LIFE-Medio Ambiente, se ha desarrollado en el entorno del Parque Nacional de Doñana y, en concreto, en la zona de influencia de la cuenca vertiente del río Guadiamar (uno de los tradicionales aportes hídricos del Parque Nacional de Doñana) en las comarcas agrícolas del Aljarafe y la Marisma y el Condado. Con él se ha pretendido hacer frente a uno de los problemas más graves que afectan a los humedales en general, y a Doñana en particular, el de la colmatación y desecación de su marisma por el aporte extraordinario de sedimentos, provenientes frecuentemente de la erosión de terrenos agrícolas.

El proyecto se cierra con la celebración en Sevilla el 29 y 30 de junio del “I Congreso Europeo sobre Gestión Sostenible del Suelo en la Agricultura”. Se trata de una iniciativa, apoyada por la Dirección General de Medio Ambiente de la UE, la Consejería andaluza de Medio Ambiente, la Diputación de Sevilla, la empresa de protección vegetal Syngenta y la organización de olivareros Opracol, con la que se pretende dar a conocer los magníficos resultados de este proyecto, extrapolables a otras cuencas vertientes de España y Europa.

En el Congreso se hará un balance de ejecución de los tres años de proyecto, en los que podemos adelantar que se ha conseguido implantar técnicas de conservación de suelo en más de 300 hectáreas demostrativas, lo que sin duda tendrá un efecto multiplicador en los próximos años, y ha resultado fundamental para poder difundir un sistema sostenible de manejo de suelo y para adaptar el propio sistema a las particularidades de las comarcas agrícolas de actuación preferente.

Se ha conseguido inventariar los suelos y los niveles de erosividad del área del proyecto, y se han abierto cerca de un centenar de perfiles, caracterizándose y tomándose muestras de cada uno de ellos para su posterior análisis en laboratorio.

“Doñana Sostenible” ha desplegado y sigue desplegando un importante papel divulgador, bien a través del Foro del Olivar(www.forodelolivar.com) o bien a través de las múltiples jornadas y actividades divulgativas que se han realizado y continúan celebrándose a petición de los propios agricultores. El proyecto se ha convertido, a petición de agricultores que solicitan asesoramiento y acompañamiento técnico, en un centro de transferencia de tecnología a otras comarcas olivareras.

Ante el éxito cosechado por este proyecto, ASAJA-Sevilla ha presentado a la dirección general del programa Life-Medio Ambiente un nuevo proyecto para el resto de humedales de la provincia de Sevilla, que en cierta manera supondría dar una mayor continuidad al trabajo realizado en el entorno de Doñana.

Este nuevo proyecto, que lleva por título Gestión integrada de la agricultura en el entorno de humedales de importancia comunitaria (Proyecto Humedales Sostenibles), se encuentra entre el 10% de los proyectos que han sido preseleccionados de entre los 130 que presentó nuestro país, gracias a su carácter innovador, su importante contribución a la política medioambiental de la UE y su viabilidad técnica. Con él se pretende incidir en el desarrollo de una agricultura de conservación en el entorno de las lagunas y los complejos endorreicos propuestos como Lugares de Interés Comunitarios (LICs) por la Administración española, y cuyo principal problema se encuentra en la colmatación del vaso de sus lagunas.

Mediante la agricultura de conservación, base también de este nuevo proyecto, se pone de manifiesto que tan importante como producir y ser rentable lo es el hecho de hacerlo de forma respetuosa con el medio ambiente. De este modo, este modelo de agricultura sostenible incluye todo un elenco de técnicas que reducen, cambian o eliminan el laboreo del suelo y evitan la quema de rastrojos con objeto de mantener una suficiente cobertura de residuos vegetales en el suelo a lo largo de todo el año. Así, el suelo queda protegido de la erosión, se reduce su compactación, aumenta de forma natural la estabilidad de sus agregados y su contenido en materia orgánica y, en definitiva, mejora su fertilidad. Todo ello sin olvidar que se contribuye a disminuir, en gran medida, la contaminación de las aguas superficiales, las emisiones de CO2 a la atmósfera y se incrementa la biodiversidad.