Le decía a mi amigo Don Contradictorio que Andalucía tenía muchos motivos para ser una de las regiones de España a la que acudan más turistas: las playas, los monumentos, los paisajes, el cante, los bailes y, por supuesto, la simpatía y originalidad de sus gentes.

– Si, tienes razón -me contestó-, pero creo que pocos turistas se quedarían satisfechos si les pasa como me ocurrió a mí en un restaurante de postín, que me dieron un tenedor con restos de comida y se cabrearon cuando protesté y pedí el libro de quejas, que no encontraron.

– Te doy toda la razón -le dije- y es en lo que quiero insistir en esta columna. Cuidemos al turista, cuidemos que cuando se vaya tenga ganas de regresar y regrese. Y para eso hay ya en España muchas reglamentaciones y normas específicas que debemos cumplir y respetar a raja tabla. Lo que te ha ocurrido a ti es una excepción muy excepcional, pero indica que en ese restaurante no respetan las normas ni los reglamentos o, al menos, no controlan su respeto.

En ocasiones, no se da importancia a los pequeños detalles, pero que marcan la distinción entre los diferentes establecimientos. Lo que digo sirve para cualquier categoría. Por ejemplo: un trato extremadamente amable, responder con paciencia y claridad a las preguntas, tener una absoluta limpieza, huir de los gritos y del taconeo, por ejemplo en los pasillos, no golpear las puertas al abrir o cerrarlas y tantos detalles más que se podrían mencionar para respetar a los clientes y que éstos aprecian.

– Nosotros, los andaluces -me dijo mi amigo- somos muy imaginativos y deberíamos usar nuestra imaginación para conseguir que nuestro negocio turístico mejore en la calidad que reciba nuestra clientela, porque eso hará que nuestra misma clientela, sea nuestro mejor propagandista y referencia.

– Estás hablando como el ‘libro de la verdad'. No se que te ha pasado -le dije a Don Contradictorio.

Pero no hay que olvidar que al tiempo que debemos consolidar aquellas actividades que han atraído a más turistas, debemos de innovar nuestra oferta. En ese terreno sin duda que hay aún mucho que hacer. Nuestros propios huéspedes pueden ser fuentes de ideas que nos permitan orientar acertadamente la actividad innovadora. Por ejemplo, les podemos someter a su consideración actividades que podamos desarrollar en la próxima temporada: rutas de senderismo, juegos playeros con concursos, lecturas de libros sobre tradiciones andaluzas, acompañados de conferencias, visitas a olivos de más de 500 años -que los hay, que yo sepa, por lo menos en Jaén-, y qué se yo cuantas ideas más que pueden agradar e interesar a nuestros turistas.

– Total, exclamó mi amigo, que el del libro eres tú o, sin que sirva de precedente y sólo por una vez, los dos.