– Pero que no me lo creo, hombre, que no me lo creo eso del calentamiento de la tierra y que Andalucía, o parte de ella, se transforme en desierto. Eso son bulos que lanzan, seguramente para que algunos listillos se enriquezcan, por ejemplo vendiendo instalaciones de aire acondicionado- me largó, casi sin respirar mi amigo Don Contradictorio.

– Pues no te lo creerás, pero eso del calentamiento de la atmósfera de la tierra va en serio. Para que lo entiendas, es una verdad como ‘la copa de un pino'. Y es más, la culpa de que el proceso se haya acelerado en forma muy peligrosa, la tenemos los humanos, y para precisar más, la parte de los humanos que utilizamos automóviles y  combustibles fósiles para obtener   energía.

– Te diré que de los seres vivos que habitan en la tierra, es el hombre el único animal que utiliza energía exterior a la que su cuerpo posee. Por eso utiliza las energías solar nuclear,  hidráulica, la del viento y la de la combustión de productos fósiles como fuentes de energía. Esta última fuente es altamente contaminante por el CO2 que produce. Añadiré que los datos que han estudiado gente que sabe de esto les lleva a la conclusión que el exceso en la atmósfera  de CO2  produce el llamado ‘efecto invernadero' y el calentamiento indeseado de la atmósfera. Te diré que el CO2 es necesario en una determinada cantidad para la vida de los árboles, bosques, todos los vegetales verdes y para el plantón de los mares. Todos ellos son productores de oxígeno, si del oxígeno que  permite la vida en la tierra. Entre otros a nosotros.  Pero nosotros nos hemos permitido romper el equilibrio entre oxígeno y CO2, haciendo que sobre este gas, no solo porque quemamos abusivamente combustibles fósiles, sino porque hemos talado millones de árboles, que ya no producen  oxígeno que antes producían y hemos ensuciado muchos mares, afectando al plantón. Así es que hay que restablecer el equilibrio roto,  para que la naturaleza funcione de acuerdo a sus leyes y sin que la humanidad deje de usar la energía que requiere su desarrollo. Por ello  se debe actuar utilizando combustibles que no contribuyan a romper el equilibrio natural. Esos son los combustibles llamados ‘biocombustibles'.

– Me has puesto a pensar, lo que me cuesta mucho. Pero dime qué puedo hacer yo para eso del equilibrio.

– Pues de inmediato -dije a mi amigo- utiliza sólo en casos imprescindibles el automóvil, y usa el transporte público preferentemente y el ‘coche de San Fernando' lo que te hará bajarte unos cuantos kilos de peso, que te sobran.

– Así lo haré, jefe -me contestó- pero predica tú con el ejemplo.