Lo de Europa lo tengo claro y no lo tengo claro. Me explico: claro porque nos conviene tener una moneda única, ampliar nuestro mercado y por las subvenciones que nos han dado y las menores, que vengan. Y poco más. Y no lo tengo claro por que pretendan gobernarnos desde Bruselas o el parlamento europeo. Están muy lejos para saber lo que pasa aquí, nuestra forma de ser etc. -reflexionaba en voz alta mi amigo Don Contradictorio-.

– Me parecen lógicas tus ideas. Hay que tener presente que estamos dando los primeros pasos en la formación de la Unión Europea. Resulta ser un paso de gigante el que Europa no se vea desgarrada por guerras. Sobre esa base se debe construir, paso a paso, el resto que es enorme y durará varias generaciones.

– Pues esperaremos con calma –me contestó-.

– De acuerdo, le dije, pero no con pasividad porque como el mercado se ha ampliado, tenemos que ser cada vez más competitivos. Por ello tenemos una asignatura pendiente en la que no acabamos de calificarnos: la elevación de la productividad.

Esta asignatura debe de estar en el centro de las preocupaciones de una gestión de calidad. Te daré algunos tips, que son como verdades de Pero Grullo, pero no por ello deben de olvidarse:

En los procedimientos que determinan el funcionamiento de la empresa, no debe de haber actividades que se repitan inútilmente. Ese tipo de actividades restan eficiencia a proceso y disminuyen la productividad.

Constantemente debe de visualizar la posibilidad de aplicar procesos más productivos, teniendo muy presente los adelantos en las tecnologías y la aplicación de la informática, sin olvidar la presencia de nuevos materiales en el mercado.

Lo anterior implica la elevación constante de los conocimientos de los que participan de los procesos de producción y el constante estudio de aquellas novedades que se presenten en el mercado y puedan tener aplicación en las actividades de la empresa.

Utilizar en forma creativa el servicio de Control de la Calidad y aplicar las medidas correctoras necesarias.

Estimular con premios compensatorios al personal que por sus iniciativas alcance mejoras en la productividad. Destacar esos ejemplos es un estímulo para el conjunto.

– Con estos consejos que me estás dando, el cacumen se me está calentando, y además cae en verso. Así es mejor que pares tu ‘rollo’.

– Pues ya ves, mi amigo -le contesté- es esa también una ventaja de la Unión Europea: que hace pensar a gente como tu. Aunque tampoco se puede pedir que consiga milagros.

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