Hace un mes señalábamos que la crisis nos había atrapado y nos permitíamos dudar acerca de entrar o no en recesión.

En tan sólo cinco semanas, lo que llamamos entorno, de un tremendo peso especifico en los planteamientos estratégicos ha dinamitado completamente cualquier previsión.

Nos encontramos, pese a quien le pese, ante la caída del muro del laissez faire, del neoliberalismo, del libre mercado y esto tiene una sobresaliente influencia en el consumo con mayúsculas.

El sistema sale totalmente herido de muerte, sus efectos sobre la Comunicación y el Marketing son imprevisibles, una cosa esta muy clara a mi entender, el consumidor vuelve a cambiar de forma drástica.

Esta desarrollando una percepción sobre lo que esta ocurriendo, en la que no deja títere con cabeza, se siente el "paganini" de los platos que han roto unos cuantos.

A partir de estos momentos, la comunicación de las empresas deberá ser ante todo muy clara y fiable, no digo que no lo haya sido, pero ahora es vital. Así como las propuestas comerciales, demostrables sin dejar lugar a ningún tipo de dudas.

La imaginación y la creatividad  deben estar presentes, pero bordeando en todo momento la realidad, cualquier tufillo de engaño en las características y las ventajas del producto y /o servicio será su final.

Me refiero a que toda Acción de Marketing debe potenciar el "cómo", la forma de hacer las cosas y más concretamente:

1. Desarrollar sistemas para poder medir y valorar las actividades de Marketing,orientadas siempre al cliente y su consumo en el tiempo.

2. Énfasis en la innovación, tanto en nuevos usos y clientes, como en productos.

3. Gestión de la marca, como elemento de comunicación y relación con el cliente, potenciando la notoriedad, reforzando e invirtiendo sin prejuicios en el posicionamiento, luchando por la singularidad y la diferenciación.

4. Gestión de relaciones, networking, ante clientes, distribuidores, medios de comunicación, proveedores,…

Por lo tanto en una situación más incierta de lo habitual, debemos, sin perder de vista los puntos anteriores, establecer alianzas y aprovechar sinergias, identificando con la mayor claridad los elementos comunes y evitar la canibalización en todos los sentidos.

Como siempre debemos colocar al cliente en primer plano, comprender su perspectiva y analizar lo que hacemos, para aplicar una regla muy sencilla: mantener lo que hacemos bien y cambiar lo que realizamos de forma inadecuada.

Redefinir los criterios de segmentación, identificar los más rentables y dirigir todos los esfuerzos hacia aquellos clientes con mayor potencial, aquellos que no les abandonaran por precio sino porque dejen de ser el tipo de empresa que son.

La imagen de empresa, el potencial de la marca, se traslada de una forma eficaz a la distribución a través de la franquicia, que se mantiene como sistema que facilita una rápida expansión y un incremento en las ventas.

Otra opción muy de moda que se extiende a distintos sectores es la estrategia low cost, teniendo muy en cuenta que todo producto barato no es low cost, para implantar este sistema, lo primero es pensar en el servicio básico que desea el cliente, acto seguido debemos redefinirlo y añadirle un rediseño de las actividades y acciones que dificulten la imitación.

La empresa  no es fácil y no es una simple cuestión de precios.

La nueva situación, que se aproxima de forma imparable, esperamos que ofrezca todas las oportunidades que un nuevo sistema, al menos en el sentido económico, implica.