El crecimiento de las empresas depende de la financiación, financiación que hasta hace pocos meses ha estado casi exclusivamente focalizada en las entidades financieras que, en los años de crecimiento económico, debido a la gran liquidez, a un coste del dinero muy bajo y una disminución de la exigencias del control de riesgos, se consolidaron frente al resto de canales de financiación.
La irrupción de la crisis viene aparejada de tres conceptos que apenas tenían incidencia con anterioridad: la prima de riesgo, las restricciones de liquidez y el propio proceso de concentración bancario. La elevada prima de riesgo provocó que el coste del dinero en los mercados internacionales se incrementara, con lo que su vez se elevaba el coste del crédito o de su renovación. Mientras, el fuerte aumento de las exigencias de dotaciones y del coeficiente de solvencia por parte del regulador, llevó a las entidades a restricciones en la autorización de nuevas operaciones (‘mayor aversión al riesgo’) y a elevar, de nuevo, su coste. Finalmente, la concentración ha puesto de manifiesto que en términos de financiación para las empresas “un banco + un banco” no da como resultado “un banco con doble capacidad de financiación”. Es decir, si se daba la coincidencia que si nuestra empresa tenía líneas de financiación con los dos bancos que se fusionaban, la entidad resultante no asumía este doble nivel financiación, por lo que cancelábamos parcial o totalmente los créditos, o nos aumentaban significativamente los costes, al margen de aportar mayores garantías.
En definitiva, las circunstancias económicas han endurecido las condiciones de financiación, incrementando tipos de interés, costes asociados y garantías exigibles, entre otros aspectos inherentes a la financiación bancaria tradicional, que en España llega hasta el 80%, frente al 20% de la no bancaria. En otros países, el peso está más compensado. Por ejemplo, en Alemania 55% bancaria versus 45% no Bancaria y Francia 50% bancaria – 50% no bancaria; mientras que en el Reino Unido y Estados Unidos la financiación no bancaria alcanza niveles del 70/80%.
En los últimos meses, España ha experimentado un cambio positivo de los principales ratios macroeconómicos, un proceso de consolidación de las bases de un crecimiento económico que ineludiblemente pasa por un aumento del volumen de financiación. Esta situación ha permitido visualizar la progresión del mercado de la financiación alternativa, ajustando sus servicios a las volátiles características de los mercados y desarrollando innovadoras soluciones que dan respuesta a esa demanda, focalizada en medianas y pequeñas empresas.
La realidad muestra que identificar una vía alternativa de financiación requiere un estudio de mercado profundo, el análisis de las fortalezas y debilidades de cada opción y la exposición de cada herramienta a los diferentes escenarios para ver cómo responden. Es, por tanto, un elemento crucial en la actualidad para cualquier empresa que busque un apoyo sólido para su crecimiento y desarrollo.
Pero antes de tomar cualquier decisión, sobre las diferentes alternativas de financiación no bancaria en cuanto al descuento de facturas, ¿cómo conocer cuál es la más conveniente para nuestra empresa?
Qué valorar
lControl de costes adicionales. En primer lugar, tenemos que controlar la estructura de costes que tiene el anticipo de créditos y facturas. Normalmente, éstos suelen ser variables, modificando su valor según el plazo, el importe o el riesgo del deudor. Sin embargo, debemos ser conscientes que todas las operaciones financieras conllevan unos gastos adicionales. Y, éstos van a marcar la realidad de la financiación que vamos a contratar. Como gastos adicionales al tipo de interés, podemos encontrarnos los costes asociados a la gestión (comisión en función del producto y servicios prestados), costes por deudor, coste de análisis de situación (comisión asociada a la necesidad de un informe del deudor para el estudio de la operación), coste de formalización, coste de no disposición (gastos asociados a la no utilización de las líneas concedidas, de forma que la Entidad siempre se garantice un ingresos mínimos) e intereses de demora.
– Rapidez en el estudio y confirmación de costes (ya que dependen del deudor). En la mayoría de las financiaciones las entidades no se comprometerán en plazos y si calcula el tiempo desde el día que hizo su solicitud hasta el día que realmente le dan condiciones y más hasta el día que recibe su dinero verá que puede pasar un tiempo muy significativo.
– Importe Descontado. Normalmente, en el anticipo de créditos verá ofertas para anticipar hasta el 100% del crédito, pero esto no es lo normal en el mercado y se concede en muy pocas ocasiones, ya que depende siempre del deudor a descontar, tipo de documento a descontar (pagaré, letra, factura,…). Por eso este es otro de los aspectos a cerrar y verificar con anterioridad a contratar una financiación. Las ofertas que podrá encontrar oscilan entre el 30% del importe de la factura hasta el 90%.
– Agilidad de la Entidad. En realizar la transferencia a su cuenta de los importes no financiados y verificar que no le aplicarán ningún coste sobre la cantidad no financiada.
– Deudores aceptados. En ocasiones, hay financiaciones que no aceptan ente público o deudores internacionales,….
– Garantías adicionales. Verifique que para el anticipo de créditos no le soliciten la aportación de garantías adicionales, ya que si bien no son un coste directo, si le puede suponer un coste implícito muy importante (pignoración de depósitos, aportación de avales,…).
– Financiación Sin Recurso “de verdad”. Muchas de las fuentes de financiación bancarias hablan de financiación sin recurso, pero muy pocas realmente lo cumplen. Una financiación sin recurso lo que implica es que su empresa no tendrá ninguna responsabilidad acerca de la posible insolvencia de su deudor y, por tanto, es el Factor (Entidad Financiera) quien asume el riesgo de impago de la operación, excepto casos de inexistencia y/o ilegitimidad del crédito (fraude), o discusión comercial. Debe verificar que en caso de impago no tendrá ningún tipo de obligación ni de coste ni de devolución de importes en caso de insolvencia del deudor.
– La gestión en caso de impagos recae al factor (Entidad Financiera). Usted no tendrá que hacer ningún tipo de gestión. Esto toma especial importancia en los casos de deudores no españoles, ya que los costes derivados de los trámites de reclamación de deudores internacionales son elevados, sin mencionar que normalmente no se conoce en profundidad la legislación del propio país, lo que aporta un valor añadido a la financiación que se debe valorar.
Felipe Luengo, Jefe de Unidad de Entidades Financieras. Dirección Corporativa Comercial CESCE