Director: Juan García Rodríguez

 

Obras de Beethoven, Stravinski y Shostakóvich

 

ROSS
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Toda gran obra de arte se compone de tantos estratos espirituales, técnicos y estilísticos como generaciones encuentre que le rindan su homenaje. Solamente obras unilaterales, que sirven para el gusto de un solo día, pierden actualidad en el mismo día en que fueron creadas (H.A.Stuckenschmidt)

 

El 5º concierto de abono de la ROSS nos deparó el descubrimiento del joven y competente Juan García Rodríguez, fundador y director de Zahir Ensemble, cuya experiencia al frente de la Orquesta Sinfónica Conjunta del Conservatorio Superior «Manuel Castillo» y la Universidad de Sevilla confiere a sus versiones el rigor y el compromiso que cabe exigir, aportando –y esto es lo destacable – cierto aire de originalidad y frescura.

 

La Primera Sinfonía de Beethoven –cuyo primer movimiento se ha comparado con la «Júpiter» mozartiana- podría señalar también la influencia de la Revolución Francesa, al igual que sucede con la Quinta, la Séptima o incluso «Fidelio».El menuetto (nada que ver con la vieja pieza de baile) anuncia el carácter de scherzo, en tanto la obra en su conjunto representa, en palabras de Hermann Kretschner, «el canto del cisne de la cultura clásica del siglo XVIII», es decir,  la primera gran obra sinfónica del incipiente romanticismo. Dubitativo al principio, Juan García Rodríguez consolidó su buen quehacer hasta llevarnos a un finale impresionante.

 

La humorística «Circus Polka» (primera vez por la ROSS) nos introduce en un mundo colorista y algo grotesco (el programa de mano tenía por título «Bailando con elefantes») de un Stravinski desenfadado que, a instancias del gran coreógrafo Balanchine, versionó esta página para orquesta sinfónica destinada a ser danzada sobre elefantes del Circo Barnum.

 

Y, finalmente, la Novena de Shostakóvich, la más breve de la colección (15 en total) y que, como bien nos recuerda nuestro ilustre colega José Luis López López, provocó la cólera de Stalin, que esperaba la apoteosis patriótica que suponía el fin de la II Guerra, con su cortejo de marchas y cánticos triunfales, algo así como una nueva «Aida». Excelente –con la brillante cooperación de la madera- la versión ofrecida por Juan García Rodríguez, dignísimo ocupante de un podio que espera una próxima visita de este joven y prometedor director sanluqueño.

 

Miguel Fernández de los Ronderos