Desde el escritor victoriano Charles Dickens al descifrador de códigos de la II Guerra Mundial Alan Turing, desde hoy los testamentos manuscritos o mecanografiados de seis generaciones de hombres y mujeres ingleses y galeses se pueden consultar online

A partir de hoy está disponible el inmenso archivo de más de 41 millones de testamentos ingleses y galeses, que se remonta a 1858 y que incluye los últimos deseos de los científicos, exploradores, escritores y compositores más influyentes de los siglos XIX y XX. Estos últimos deseos revelan amistades y relaciones de toda una vida, al igual que la tristeza y la alegría de los últimos años de vida.

La disponibilidad online de estos documentos se ha hecho posible gracias a la digitalización de 278.000 últimos deseos de soldados de la Primera Guerra Mundial y forma parte del mismo contrato para 25 años firmado por el Servicio de Tribunales británico y la compañía de gestión y custodia de la información Iron Mountain.

Iron Mountain gestiona y custodia para el Servicio de Tribunales del Reino Unido todos los testamentos y últimos deseos ingleses y galeses desde 1858. La última fase del programa permite que cualquier persona puede pedir a partir de ahora un testamento específico de forma online y recibir una copia en formato digital en un periodo máximo de 10 días laborales.

Alan Turing, el matemático y criptólogo que descifró el código Enigma, murió envenenado por cianuro en 1954, cuando solo contaba con 41 años de edad. Turing dejó un breve testamento, repartiendo sus posesiones de forma equitativa entre su mujer y su estimado grupo de colegas. Otro científico, Michael Faraday, famoso por sus descubrimientos en el campo de la electromagnética, murió en 1867 dejando un largo testamento, plagado de referencias a su “querida esposa” y una herencia repartida “como señal de afecto para todos aquellos por los que sentí estima durante mi vida”.

El compositor Sir Edward Elgar hizo un nuevo testamento en 1925, algunos años después de la muerte de su amada esposa Alice, cuando estaba intentando escribir nueva música. Su testamento empieza con una inmensa tristeza, “… como respuesta a un colapso repentino de todo lo concerniente al arte y a los negocios…”.

Thomas Edward Lawrence, conocido como Lawrence of Arabia, solo designó a dos beneficiarios: su hermano, al que dejaba todas sus posesiones, y un amigo, al que dejaba su finca. El testamento del explorador del Antártico, Ernest Shackleton, que murió de un ataque al corazón en la Antártida en 1922, solo consistía en una única frase en la que dejaba todo a su mujer.

El novelista victoriano Charles Dickens, creador de algunos de los personajes de ficción más celebres de la historia, dejó un testamento manuscrito en cursiva apenas legible para el lector contemporáneo.

El impacto que su legado personal pudiera tener sobre el público obligó a muchos a incluir instrucciones relacionadas con sus documentos privados. El escritor George Orwell, que murió en 1950, insistió en que todas sus notas, manuscritos, panfletos, recortes de prensa y otros documentos fueran conservados; mientras que el economista John Keynes, que murió en 1946, quería que la mayoría de sus documentos personales y manuscritos no publicados fueran destruidos.

El creador de Winnie the Pooh, Alan Alexander Milne, que murió en 1956, dejó una parte de sus futuros royalties y copyright a su club favorito en Londres y a la Westminster School, mientras que la creadora de Peter Rabbit, Beatrix Potter, dejó un testamento largo y generoso que reflejaba su pasión por las ciencias naturales y la conservación. Gran parte de sus propiedades en el Distrito del Lago, fue legado al Fondo Nacional para la preservación, y solicitó que se prohibiera cazar en las que fueron sus tierras. Pidió un trato preferencial para cualquiera de sus sirvientes que deseara ocuparse de sus granjas y tierras, solicitando para ellos que las rentas fueran moderadas.

Acerca de esta iniciativa, Phil Greenwood, Director Comercial de Iron Mountain comenta:

“La finalización de esta fase de nuestro trabajo con el Servicio de Tribunales británico marca un hito en un proyecto destinado a suministrar servicios online. El tamaño del archivo es impresionante. Cada uno de los 41 millones de testamentos es un valioso documento histórico que proporciona un panorama único de varias generaciones de vidas vividas y perdidas. Estas últimas voluntades nos ofrecen una mirada a la vida de personas en sus facetas de padres, amigos o colegas. Que estos documentos estén disponibles de forma online supone una inestimable oportunidad para que cualquier persona pueda obtener más detalles de la historia de su familia.

“Proporciona al público en general, aquí y fuera de nuestras fronteras, la posibilidad de acercarse a sus antepasados. La facilidad de acceso que da la tecnología se complementa con la cuidadosa preservación de los archivos originales en papel. Éstos están y permanecerán seguros para futuras generaciones en un entorno seguro y a temperatura controlada”.

Shailesh Vara, Ministro de Justicia y miembro del parlamento ha declarado:

“Este fascinante proyecto continua proporcionándonos información sobre gente corriente y personalidades que ayudaron a conformar este país, así como el resto del mundo.

Se trata de un recurso fantástico, no solo para historiadores de familia, sino para cualquier persona que esté interesada en la historia social o en personajes famosos.

“Estoy muy satisfecho de que el Servicio de Tribunales británico sea líder en innovación y contribuya a proporcionar un servicio público más moderno y eficaz”.

Cualquier persona puede pedir copias escaneadas de estos documentos a un coste de 10€ en www.gov.uk/wills-probate-inheritance/searching-for-probate-records