Con ocasión del Día Mundial contra el Trabajo Infantil la OIT publica el Informe Mundial sobre el trabajo infantil. Allanar el camino hacia el trabajo decente para los jóvenes que aborda el doble desafío de eliminar el trabajo infantil y garantizar trabajo decente para los jóvenes.

El informe señala que la participación prematura en el trabajo infantil está asociada con un nivel de instrucción inferior y, más tarde en la vida, con empleos que no cumplen con los criterios mínimos de trabajo decente.

Además, apunta que los que abandonan la escuela prematuramente tienen menos probabilidades de encontrar un trabajo estable y mayores riesgos de permanecer del todo fuera del mundo del trabajo.

Es destacable que, en numerosos países, una proporción elevada de jóvenes entre 15 y 17 años realizan trabajos clasificados como peligrosos o como peores formas de trabajo infantil, apuntando que los que realizan actividades peligrosas es probable que hayan abandonado la escuela antes de haber alcanzado la edad mínima de admisión al empleo.

Una de las mayores novedades del informe es el análisis de la situación de los adolescentes con edad legal para trabajar pero que realizan trabajos peligrosos. Este fenómeno es muy relevante pues, con 47,5 millones de adolescentes en trabajos peligrosos, abarca la cuarta parte de todo trabajo infantil (168 millones)  y la mitad de las peores formas de trabajo infantil (85 millones). “Sin embargo rara vez se les concede la atención que merecen”, apuntan.

El problema de las adolescentes realizando trabajo peligrosos no es solo una fenómeno que se de en los países en desarrollo. Según los datos europeos (UE27) se observa que los adolescentes en edad de trabajar presentan un riesgo de accidentes leves más elevado que la población adulta, un indicador de su presencia en actividades peligrosas.

España

En España 2015 hay 848.600 jóvenes de 16 y 17 años, de los cuales 42.900 son población activa, lo que representa una tasa de actividad del 5%. De ellos 8.700 están ocupados y el resto participan esporádicamente en actividades educativas no regladas.

“No conocemos su distribución sectorial, pero al igual que en el resto de la UE, el hecho de que su tasa de siniestralidad laboral no sea inferior a la media y que una cuarta parte de los 350 accidentes leves que sufren anualmente lo sea por sobresfuerzos es indicador de una presencia en actividades peligrosas de las que deberían estar excluidos”, señalan desde la OIT.

Joaquín Nieto, director de la Oficina de la OIT para España, ha recomendado a las autoridades laborales y agentes sociales “prestar la debida atención a la situación de los adolescentes en trabajos peligrosos, identificando claramente en las estadísticas laborales a este colectivo y estableciendo un sistema de vigilancia especial, tanto por parte de la Inspección de Trabajo, como de las Comisiones paritarias de los convenios y de los Comités paritarios de seguridad y salud en los centros de trabajo”.