Factores como un alto rendimiento de los cultivos, una mayor productividad de la tierra y un crecimiento más lento de la demanda mundial contribuirán a una disminución gradual en los precios reales de los productos agrícolas durante los próximos diez años, si bien es probable que los precios se mantengan elevados, por encima del nivel registrado durante los primeros años del siglo XXI.

Estos son algunos datos del la edición más reciente del informe Perspectivas Agrícolas, fruto de la colaboración entre la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

fruit-700007_1920La bajada del precio del petróleo también contribuirá al descenso del precio de los alimentos y a un menor coste de la energía y de los fertilizantes. Además suprimirá los incentivos a la producción de biocombustibles de primera generación obtenidos a partir de cultivos destinados a usos alimentarios.

El informe proyecta un escenario en el que el comercio agrícola crecerá a menor ritmo que en la década anterior, mientras que la proporción global de producción y consumo se mantendrán estables. El mencionado informe apunta, asimismo, a una creciente concentración de la exportación de productos agrícolas básicos entre unos pocos países exportadores junto a una dispersión de las importaciones en un número cada vez mayor de países, tendencias que determinan la necesidad crucial de garantizar el buen funcionamiento de los mercados internacionales.

El creciente protagonismo y liderazgo de un grupo relativamente pequeño de países a la hora de abastecer a los mercados mundiales de materias primas podría provocar un aumento de los riesgos de mercado, incluidos aquellos vinculados a catástrofes naturales o a la adopción de medidas comerciales contraproducentes.

Por otra parte, el informe pronostica cambios importantes en la demanda en los países en desarrollo, donde el crecimiento demográfico, el aumento de la renta per cápita y la urbanización contribuirán a incrementar la demanda de alimentos.

El Secretario General de la OCDE, Ángel Gurría, señaló que las perspectivas para la agricultura mundial “se presentan más estables de lo que han venido siendo durante los últimos años. No obstante, no hay sitio para la complacencia. No podemos descartar el riesgo de que se produzcan nuevas subidas de precios en los años venideros”.

“Los gobiernos deben aprovechar las condiciones actuales para centrarse en el desarrollo de políticas encaminadas a incrementar la productividad, impulsar la innovación, mejorar la gestión del riesgo y  desarrollar sistemas agrícolas sólidos que aseguren el beneficio de  consumidores y productores por igual”, añadió el Secretario General.

Por su parte, el Director General de la FAO, José Graziano da Silva, presentó como una buena noticia la proyección de que probablemente la población en los países desarrollados va a continuar mejorando la ingesta de calorías. Asimismo, da Silva explicó que los países menos desarrollados “permanecen muy por detrás de los países avanzados y esto es causa de preocupación porque significa que el hambre en estos países podría persistir”.

“La malnutrición es un problema: los países desarrollados se enfrentan ahora a problemas de sobrepeso, obesidad y otras enfermedades no transmisibles relacionadas con la dieta”, añadió.