En el pasado hemos oído de los mayores cosas como que la masturbación podía producir ceguera. Hoy la ciencia dice todo lo contrario: parece ser que masturbarse ¡reduce el riesgo de padecer cáncer! La autoestimulación de los genitales para obtener goce sexual se convierte así ¡en terapia! Y ahora, ¿qué dirá la Iglesia? “Graham Giles, científico australiano ha descubierto que el onanismo frecuente (masturbación) -más de cinco eyaculaciones semanales- ayuda a prevenir el cáncer de próstata”.

Los hombres que practican la masturbación entre los 20 y los 50 años tienen menos riesgos de padecer tumores prostáticos. La razón, según los investigadores, es que la expulsión de esperma previene de sustancias carcinógenas que pueden acumularse. Con una muestra de 1.079 pacientes con cáncer de próstata y 1.259 personas sanas, Giles y su equipo descubrieron que las personas que habían eyaculado más de cinco veces por semana, especialmente durante la veintena, tenían un tercio de posibilidades de desarrollar una variante agresiva de cáncer de próstata. Claro, quizá esto mismo hecho en compañía resulte más ameno. Más que nada, por la conversación mientras aplicas la terapia. Además, se hace amigos…
Estos resultados sugieren un paralelismo entre el cáncer de próstata y los tumores de mama. También se ha demostrado que la lactancia reduce el riesgo de dichos tumores.

Otras curiosidades sobre el sexo son: en Grecia los penes pequeños y firmes eran admirados, mientras que los grandes eran considerados poco estéticos. Durante la época medieval se creía que los hombres y las mujeres producían espermatozoides. El castigo por adulterio en Roma era la amputación de la nariz. Hasta 1884, una mujer en Inglaterra podía ser encarcelada por negarle el sexo a su esposo. En la antigua Babilonia se permitía a los hombres ofrecer a sus esposas como pago colateral por un préstamo. Durante la época Victoriana se les consideraba enfermas a las mujeres que tenían su menstruación y se les obligaba a permanecer en cama. Hasta 1972 en Estados Unidos se consideraba la homosexualidad como una enfermedad mental. Teodora, esposa del emperador Bizantino Justiniano I, antes de casarse con él, ejercía la prostitución. En la antigua Babilonia, el código de Hamurabi, castigaba a la mujer que era violada sexualmente. Si una mujer casada era violada, se consideraba este hecho como un acto de adulterio por parte de la mujer. Ella y el violador eran sentenciados a morir ahogados. ¿Barbaridades? Depende. Si juzgamos hechos anteriores bajo las perspectivas de hoy habría muchos héroes históricos, como el ‘Cid Campeador’, que estarían en prisión por genocidio. También Copérnico las pasó ‘canutas’ en 1543 y hoy, cualquier alumn@ de primaria le podría haber resuelto el problema de demostrar que el Sol está en el centro y la Tierra gira a su alrededor.

Lo mismo está ocurriendo en la empresa, como reflejo de la evolución de algunos tabúes, como el sexual, que van “aclarándose”.

Darwin lo explicaba mejor en su teoría de la evolución de las especies: Si en una montaña donde viven conejos grises, por mutación genética, aparecen conejos blancos; éstos serán más visibles para los depredadores, como las águilas, por ejemplo; y este cambio no resultará adaptativo. Por lo tanto, desaparecerán y sólo quedarán los grises. Pero, ¿y si de pronto hay una gran nevada y empieza una nueva época glaciar? Entonces el cambio a color blanco sí será adaptativo y los que quedarán expuestos serán los conejos grises, que desaparecerán… Pues sepan que está cayendo una gran nevada empresarial…

¿Habremos evolucionado? En fin…cuídense esa próstata…