¿Son las ciudades capaces de generar riqueza? La respuesta es sí, pero se alcanza con la capacitación como argumento de atracción de las empresas

 

Antoine Lavoisier ya enunció el teorema de la conservación: “La materia ni se crea ni se destruye, únicamente se transforma”. A la irrupción de las tecnologías en el mundo moderno les podemos aplicar el mismo teorema, se le ha censurado por ser una “devoradora de puestos de trabajo”, cuando realmente es una “transformadora de puestos de trabajo”.

Desaparecen ciertos empleos, sobretodo surgidos en la era de la industrialización, y son sustituidos por los que crea la era de la información.

También las actividades profesionales relacionadas con las administraciones públicas se ven afectadas por los cambios de costumbres o la implantación tecnológica.

Fondo nuevos perfiles profesionales2aEs ahora constante entre los intereses de los gestores municipales el llevar a cabo procesos de transformación en sus ciudades, en sus territorios, bajo la premisa del uso de las tecnologías y desarrollar las popularmente denominadas como Smart City.

Estas ciudades “Smart” son el proceso más amplio a la hora de aplicar la tecnología en la vida cotidiana del ciudadano. O en los procesos de gestión de los gobiernos, el llamado Gobierno Electrónico.  Todo es “Smart”; se habla de Smart mobility, Smart mettering, Smart energy, Smart building,… y el “Smart” se justifica con el empleo de las TIC en su habitual uso.

Pues bien, lejos de que este fenómeno de las Smart Cities devore puestos de trabajo -como decíamos en la introducción-, transforma empleos y demanda nuevos empleos.

En el nuevo paradigma de desarrollo de las Ciudades Inteligentes, que ya recibe el nombre de EFFICIENT URBAN, ya no solo premia la presencia de las grandes corporaciones tecnológicas como proveedores habituales de las administraciones públicas, sino que muestra a la nueva ciudad como un proceso global y amplio de modernización, es más lo aborda como un proceso de transformación y desarrollo económico-social.

La figura del consultor urbanístico para la Global Smart City es el nuevo papel que deben incorporar los municipios y los gobiernos en general para abordar proyectos de modernización, que ya no se abordan desde la mera implantación tecnológica, sino del estudio de la ciudad, del territorio y de sus pobladores y establecer desarrollos económico-sociales, por lo que la ciudad aporta al PIB por un lado y por su proximidad con la población (lo “social”). “Las Ciudades van a ser más importantes que los Estados”, dijo Saskia Sassen, (urbanista).

Cuando nos referimos al concepto de Ciudad Inteligente, inmediatamente lo relacionamos con tecnología, con telecomunicaciones, con redes de datos,… a veces con las energías alternativas,… y a la mente de los más avanzados les llega la oportunidad que ofrecen a conceptos de movilidad y transporte o de eficiencia energética.

Pero una Ciudad Inteligente, es ante todo, una Ciudad; y una unidad social es también una unidad económica; así pues, cuando nos referimos nosotros a proyectos de Smart City, realmente hacemos referencia a modelos de modernización de ciudades y de desarrollo económico-social. Para que una ciudad prospere, es necesario disponer de una capacidad de atracción de inversión privada notable y capacidad para la creación de empresas, Pymes y Emprendimiento.

Las ciudades son como las empresas, necesitan crecer y prosperar y, dado su fundamental componente social, necesitan asegurarlo a largo plazo. Las ciudades que buscan crecer necesitan primero revisar sus fortalezas y debilidades; necesitan ser realistas sobre qué industrias les interesa y tiene opción de atraer o a qué perfil de inversionistas pueden acceder. Y deben promover la formación y capacitación de nuevos profesionales con un amplio conocimiento variado. Como decía el Director del TEC de Monterrey, “en las universidades hasta ahora, formamos a los futuros profesionales por “cajitas”, la cajita de los arquitectos, la “cajita” de los ingenieros, la de los especialistas en gestión de las empresas,…; pero en los tiempos actuales, todo converge y la formación que impartamos debe ir paralelo a la evolución de la sociedad.  Las “cajitas” se deben abrir a conocer otras disciplinas; el arquitecto debe saber de tecnología y el urbanista debe saber de tecnología; así como el medioambientalista debe conocer de urbanismo y de derecho.

Por ello, un municipio que tenga interés en atraer inversión, debe contemplar las siguientes variables de su ciudad para determinar su estrategia de atracción de inversión:

1. Tamaño de la ciudad. A mayor escala, mayor será el interés de los inversores o mayor es la capacidad de atraer talento en general.

2. Demografía; nivel económico y social, distribución de la edad, nivel de formación, ocupación y desempleo, idioma,…

3. Capacidad logística.

4. Existencia de un plan de incentivos.

5. Favorecimiento de clusters industriales sectorizados.

6. Existencia de cadenas de suministro y cadenas de valor sectorizadas.

7. Políticas de Gobierno central que transmitan seguridad jurídica.

8. Estabilidad social.

9. Liderazgo cívico y político.

10. Fortaleza institucional, que permita ofrecer una óptima calidad de vida, servicios de salud, educación, asistencia, intercambio de conocimiento y atracción de talento.

11. Fortaleza comercial.

12. Capacidad formativa, estructura educativa con adaptabilidad a los nuevos cambios y que se adelante a la demanda profesional.

¿Son las ciudades capaces de generar riqueza? La respuesta es sí, siempre y cuando sean capaces de atraer a grandes y medianas empresas. En el mundo actual es imposible crear riqueza a las ciudades que únicamente mantienen a pequeñas empresas y startups. Pero la riqueza se alcanza con la capacitación como argumento de atracción de las empresas.

En una población de 60.000 habitantes próxima a Filadelfia (EEUU), se ha creado la figura del City Manager en sustitución del alcalde.  Democráticamente se elijen a los concejales y ellos deciden qué mejoras necesita la ciudad; y para acometer esas mejoras se contrata, en el mercado laboral, a un especialista, a un profesional en la gestión de proyectos, quien, con criterios de mercado y profesionales, lleva a cabo el proyecto encargado, independientemente del signo político que impere en la ciudad a lo largo del tiempo que dure el proyecto.

Fondo nuevos perfiles profesionales2bLa revolución tecnológica ha cambiado tanto a las sociedades como al mercado laboral, provocando que las empresas demanden nuevos perfiles profesionales capaces de responder a sus tendencias.

Este mercado laboral que está en constante evolución, y que la actual crisis que estamos padeciendo no hace más que aumentar, ha hecho que su dinamismo e incertidumbre sea aún mucho mayor.

Hace años, era muy habitual que estuviéramos toda nuestra vida laboral en la misma compañía o que en nuestra trayectoria profesional estuviéramos en pocas compañías. Hoy día esa es una realidad impensable por diferentes motivos; para empezar, las compañías son organizaciones vivas que crecen, se fusionan, adquieren otras compañías o simplemente quiebran.  Por otro lado, cada vez más la incertidumbre profesional y multitud de circunstancias condicionan nuestra permanencia en la empresa, desde nuevas oportunidades profesionales que nos llevan a abandonar la compañía a despidos por un ERE.

Los estudios nos muestran que actualmente la permanencia media de un empleado en una compañía no alcanza los 3 años y que un profesional que comience su carrera profesional ahora estará en más de 9 compañías.

Este dinamismo e incertidumbre está llevando a cambiar el perfil profesional que se solicita en los candidatos a una vacante. Las soft skills cada día son más determinantes, la capacidad de aprendizaje en el propio puesto de trabajo, de adaptación a la incertidumbre y gestión de la frustración son necesarias en un entorno cada día más incierto. Por otro lado, las capacidades tecnológicas y el nivel avanzado de las mismas cada vez son más importantes. La mayoría de las organizaciones cuentan con infinidad de sistemas de gestión de la información que apoyan los procesos del negocio y que se han convertido en herramientas habituales de trabajo en el día a día.

Por lo tanto, cada vez más las competencias profesionales y personales cobran más peso en la balanza que los conocimientos técnicos. Los conocimientos técnicos son adquiribles en menor tiempo y con menor coste que la enseñanza y adquisición de determinadas competencias.

Un nuevo entorno empresarial necesita de un nuevo perfil profesional. En la actualidad, se contrata en las empresas a los empleados valorando la capacidad del candidato a adaptarse y aprender, por sus actitudes, en sustitución de la capacidad del candidato en ofrecer la experiencia expuesta en un currículo.

 

Enrique Ruz Bentué

Global Director

Efficient Urban /Smart City

eruzbent@gmail.com