TEATRO MAESTRANZA

BALLET NACIONAL DE ESPAÑA: SOROLLA

 

Uno de los objetivos del Ballet Nacional de España, dirigido por Antonio Najarro, consiste en divulgar y preservar la danza española, mostrando todos los estilos de baile, desde lo clásico a lo vanguardista -incluido el folclore-, como es el caso de Sorolla, deslumbrante espectáculo inspirado en la famosa colección “Visión de España” en donde el gran pintor levantino plasmó su visión de nuestro país, con especial mención de sus bailes, representados en una colección de cuadros destinados a la Hispanic Society de Nueva York. En su recorrido por diversas regiones (¿o debería decirse territorios?) españolas, Sorolla destaca lo más significativo de nuestro folclore: la danza clásica, la escuela del bolero y el flamenco.

SOROLLA StanislavBelyaevsky (1)Desde aquel lejano Ballet Nacional Español, fundado por Antonio Gades, hasta el actual, la institución ha obtenido el reconocimiento internacional, como lo atestiguan los innumerables galardones que jalonan su actividad, concedidos por entidades de reconocido prestigio. El objetivo de Najarro -uno de los grandes coreógrafos españoles, también uno de nuestros más relevantes intérpretes- consiste en “divulgar y preservar la danza española”, llevándola a todos los públicos.

Del amplio repertorio programado, servido por un nutrido y selecto elenco, podríamos destacar La Romería, La fiesta del pan o Los bolos -no así Los nazarenos-, aunque las sensaciones más intensas y descriptivas aflorasen en el baile y cante andaluces, con especial emoción y ‘duende’ en El baile, convertido en auténtico ‘fin de fiesta’.

En lo que respecta a la música escogida para el espectáculo, exceptuando la auténticamente popular, nos pareció ramplona y aburrida, lastrada por la moda de evitar a toda costa la melodía y el color, no vaya a ser que ‘suene a clásico’, algo parecido a lo que sucede con las marchas procesionales actuales, que compiten para ver quién desafina más y mejor.

El público, que abarrotaba el Maestranza, tuvo que soportar una megafonía atronadora, que nos trasladaba al ambiente cutre de los multicines (aunque sin sus ‘rumiantes’ de palomitas) con sus altavoces a toda pastilla. El hecho de ser música enlatada (o en conserva) no justifica esta nueva forma de tormento conocido como contaminación acústica.

MFR