La crisis económica y social en Andalucía de estos años ha reafirmado el papel crucial que la industria agroalimentaria juega en nuestra economía, como un elemento fundamental en la recuperación económica, en la creación de empleo y el desarrollo y arraigo rural.

En Andalucía, el sector agroalimentario es el sector industrial más importante. Sus cerca de 7.000 empresas generan el 25% del empleo industrial (el 10% de la ocupación en Andalucía), es decir, 60.000 personas ocupadas, lo que supone el 8% del PIB andaluz, 11.336 millones de euros, y más del 30% de la facturación por exportación (más de 8.000 millones de euros), a casi 200 países.

Aunque es cierto que el sector nota la recuperación, hay que verlo con optimismo pero con cautela, porque esta crisis ha puesto de manifiesto que en la economía mundial, la interdependencia de los mercados es cada vez mayor. Hoy nuestro sector tiene grandes oportunidades de crecimiento y dos desafíos claros: internacionalización e innovación.

A pesar de contar con más de 3.000 empresas agroalimentarias exportadoras en Andalucía, el reto sigue siendo incrementar nuestras exportaciones y el número de empresas andaluzas que salen al exterior, para lo cual ganar en tamaño es fundamental. Hoy vemos como en Andalucía se han venido produciendo movimientos de integración, alianzas y fusiones en el sector que lo han fortalecido y han abierto nuevas oportunidades de negocio. Contar con empresas de mayor tamaño aumentaría los niveles de innovación siempre ligado a las capacidades financieras y recursos económicos de las compañías.

En este propósito, el reciente aprobado Plan de Internacionalización de la Economía Andaluza Horizonte 2020 debe ser un apoyo fundamental para el sector y para ayudar a nuevas empresa a dar el salto al exterior. Sin duda, el sector agroalimentario es un eje fundamental del mismo, para el cual se ha contemplado diversas líneas de apoyo especialmente en materia de promoción, financiación, la cooperación y la diversificación de destinos. Pero quizás, lo más importante aquí sea modificar la cultura empresarial, es decir, el hecho de que nuestras empresas asuman nuevos retos, nuevos escenarios y emprendan nuevas aventuras de inversión y futuro.

El otro eje sobre el que descansa la competitividad del sector agroalimentario, es sin la menor duda, la innovación. Ser los primeros, colocarnos en la delantera, obtener ventajas competitivas que nos diferencia del resto de nuestros competidores es a toda luz esencial para nuestros negocios. En estos últimos años, la innovación en el sector ha ido incrementándose y uniéndose al ADN de las empresas. Innovación que se viene plasmando en diversos campos como los procedimientos de producción, la eficiencia energética, la seguridad y control alimentaria, diversificación de productos, etc.

En este campo, el sector necesita de la máxima cooperación pública y de instrumentos como el IFAPA o el futuro Plan Andaluz de Investigación, Desarrollo e Innovación (PAIDI) Horizonte 2020, que contempla a la industria agroalimentaria entre sus claros objetivos. No puede ser de otra forma dado, como hemos dicho, el papel estratégico de la industria agroalimentaria de la economía andaluza.

 

Antonio de Mora Gutiérrez

Presidente de la Comisión de Industria Agroalimentaria