Andalucía tiene hoy un sector turístico de notable competitividad por muy diversas razones: nuestros recursos naturales y culturales; las infraestructuras, el transporte y comunicaciones; la calidad, el capital humano andaluz, la estabilidad y seguridad, y una buena y creciente adaptación al entorno digital. Pero también, afortunadamente, gracias a su cultura empresarial y a contar con unos gobiernos que han dado al sector la debida importancia como una industria clave de nuestro modelo económico.
Somos una industria que junto a la agroalimentaria, nos hemos convertido en los principales motores de la economía andaluza. Se trata de un sector que ha resistido con fortaleza los envítes de la crisis que se iniciaba en el 2007. Una crisis que vemos todavía de cerca, a pesar de los años trascurridos, y que ha exigido importantes esfuerzos y sacrificios a las empresas turísticas y a toda nuestra sociedad en general.
Efectivamente 2016 ha sido un año positivo para el sector turístico andaluz. Hemos recibido cerca de 26 millones de turistas que han generado un impacto económico de 17.600 millones de euros, que se ha reflejado en el mantenimiento y la creación de empleo -216.000 personas-, y que también ha supuesto un apoyo fundamental para otros sectores económicos. Es muy importante señalar aquí el compromiso de las empresas con el empleo, 1 de cada 5 empleos que se han creado en Andalucía ha sido en el sector turístico, y queremos seguir creando más empleo. Pero a pesar de estas positivas cifras la rentabilidad y productividad turística, si bien empieza a mejorar, no es suficiente. Las empresas siguen haciendo frente a los esfuerzos que han afrontado estos años atrás para adaptarse al nuevo contexto y requerimientos medioambientales, para mejorar sus instalaciones y calidad, lo cual no ha sido fácil, nada fácil. Gran parte del sector se encuentra amortizando las inversiones pasadas y cogiendo un nuevo impulso.
En nuestra opinión, la industria turística andaluza tiene tres desafíos inmediatos del que dependerá su competitividad: la economía colaborativa, la desestacionalizacion y la recualificación sostenible de destinos y productos.
El auge de las plataformas on line de comercialización de viviendas es una realidad instalada en nuestra sociedad. La economía colaborativa ha llegado para quedarse y no, no pueden ponerse puertas al campo, pero sí fijar unas reglas básicas de juego. El Decreto de viviendas turísticas aprobado en Andalucía hace pocas semanas es una buena apuesta por integrar una realidad que de otra forma, seguiría operando al margen del mercado turístico, de forma alegal. ¿Es eso lo que queremos? No. Hemos logrado diseñar una norma que da cabida a la totalidad de este fenómeno, para que operen como persona física o como persona jurídica -para propietarios de 3 o más propiedades-, garantizando la protección de los derechos de los turistas y posibilitando su control fiscal y su legalidad, que ha sido aplaudido por la comunidad hotelera nacional.
Hemos trazado la línea, la frontera entre actividad económica y actividad empresarial. Ahora toca su ejecución y ver en que debemos mejorarla. Para los nuevos operadores es también una norma muy positiva, pues permitirá mayor transparencia comercial, y más garantía y confianza para los usuarios turísticos que acceden a estas plataformas. Aunque no hay datos exactos, en Andalucía en estos momentos podríamos estar hablando aproximadamente de 90.000 inmuebles turísticos no regularizados (+ 450.000 plazas) sin control estadístico, fiscal y de calidad. Cifras que contrastan con los más de 5.000 establecimientos turísticos ya reglados que suponen entorno a las 445.000 plazas y el empleo que genera.
Otro gran reto de Andalucía es la desestacionalización. Nuestra comunidad tiene un patrón de estacionalidad muy marcado por la temporada de verano que impide a muchos establecimientos hoteleros mantener su actividad a lo largo de todo el año. Para atajar este problema hemos diseñado con la Consejería de Turismo un Plan de Choque que contempla múltiples medidas de promoción. Este año deberá ponerse en marcha la Red de Municipios contra la Estacionalidad y entonces veremos el compromiso real de nuestras administraciones locales. Para el sector es fundamental una relajación de la alta presión fiscal y económica tanto a nivel nacional como local, que soportan y se proyectan sobre esta industria.
Y el tercer reto de Andalucía es su desarrollo sostenible. Somos uno de los principales destinos turísticos mundiales, en términos cuantitativos que no cualitativos. Todavía tenemos que mejorar en términos de valor añadido. Así, el nuevo Plan General de Turismo Sostenible, dotado con 420 millones de euros, debe mejorar nuestra competitividad, el turismo de interior, urbano y del litoral, posibilitar la renovación de nuestras infraestructuras hoteleras y alojativas, mejorar nuestra oferta restauradora y de ocio, impulsar la innovación, el desarrollo digital y tecnológico del sector turístico andaluz, la recualificación de los destinos turísticos o la diversificación turística.
Tenemos 26 millones de razones para mejorar nuestra industria turística, para seguir apoyando y potenciando este sector, seguir aportando por el progreso sostenible, el bienestar y la solidaridad.
Miguel Sánchez Hernández
Presidente de la Comisión de Turismo de la CEA